En
el año 1965 los profesores Albilio Barbero y Marcelo Vigil, retomando ideas
anteriores, publican un trabajo titulado “Sobre los orígenes sociales de la
reconquista: cántabros y vascones desde finales del imperio romano hasta la
invasión musulmana”. Este estudio fue publicado primeramente en el “Boletín de
la Real Academia de la Historia ; CLVI, cuad II Pags. 271 – 339. Actualmente
está recogido en el trabajo sobre los orígenes sociales de la reconquista,
Barcelona 1974,pp 11-104.
El
trabajo de los profesores Albilio Barbero y Marcelo Gil estaba llamado a tener
hondas repercusiones en la historiografía que se ocupa de la antigüedad tardía
en el norte peninsular. Resumimos a continuación, y en el siguiente capítulo,
algunas de las teorías defendidas por ambos investigadores.
Los
dos profesores trataban de establecer de manera concluyente que a finales del
imperio romano la región de los cántabros y vascones no había sido asimilada
totalmente por el imperio ni por el orden social que éste representaba. La
crisis general del imperio romano en sui parte occidental facilitó la
independencia de estos pueblos septentrionales, cuya oposición al orden social
dominante se vería fortalecida por las revueltas armadas campesinas. Esa
situación se tradujo en una actitud hostil de independencia de los habitantes
de estas regiones, lo que daría lugar a que Roma mantuviera guarniciones militares
en la zona, formando una línea de defensa frente a esos pueblos a la que
denominan “Limes Hispanicus”. Este “limes o frontera fortificada estaría
guardada por tropas limitaneii, no solo en España, sino también en Francia.
Fundamentaban
esta teoría en unos pasajes de la Notitia Dignatum, o catálogo de los cargos
civiles y militares del bajo imperio romano y fuente principal para el estudio
del ejercito romano en este periodo, donde se da una relación de unidades
militares asentadas en la peínsula, cuya fecha de redacción, según diferentes
propuestas, oscila entre el último tercio del siglo IV y elk primero del V.
Según
esta Notitia Dignitatum, tras las reformas militares llevadas a cabo por
Diocleciano (284 – 305) y Constancio (307 – 337), el ejercito romano quedó
estructurado en dos tipos de tropas: móviles o comitatenses, bajo el mando de
un comes. Y Limitanei o tropas de frontera con asentamientos fijos,
distribuidas en destacamentos equivalentes a las antiguas cohortes, y bajo el
mando de un Magister Militum praesentalis.
Pues
bien, unidades de los dos tipos están asentadas en Hispania a fines de la época
imperial, tal como reflejan dos pasares de la ya mencionada y citada Notitia
Dignitatum. Las tropas comitatenses, al mando de un comes, formaban dieciséis cuerpos;
once auxilia palatina y cinco legiones comitatenses (Notitia, VIII, 118 -134).
Otro pasaje de la misma fuente recoge las tropas de Limitaneii (not, Dig, Occ,
XLII, 24 – 32).
Los
puntos de acuartelamiento, según nos lo presenta la Notitia a fines del
imperio, son los siguientes. En Legion (Leon), continuaba la Legio VII Gemina.
En Paetonio, Rosinos de Vidriales, al norte de la provincia de Zamora, se
hallaba la Cohors II Flavia Pacatiana. La Cohors II Gallica estaba situada en
un lugar no definido ni identificado de Galicia. A continuación se cita la
Cohors Lucensis de Lugo. En quintp lugar se cita la Cohrs celtibera como
trasladada de Brigantia a Juliobriga. Todas las unidades citadas hasta ahora
pertenecían a la provincia de Gallaecia. En las provincias de la Tarraconensis,
en Veleia, actual Iruña, estaba la Cohors Gallica.
El
cerco a los cántabro – vascones se completaba con el establecimiento de la
Cohors Nouempopulana de Lapurdum, actual Bayona, en Francia. Ciudad que se
fortifica en el siglo IV.
Del
estudio de la organización militar romana en España y en Novempopuania en el
siglo IV y principios del V, se llega a la conclusión que la distribución de
estos destacamentos se nos presenta como un cerco alrededor de los cántabros y
vascones, prueba evidente de que estos pueblos eran considerados como
poeligrosos por las autoridades romanas, razón por la que Roma se esforzaba por
controlar politica y militarmente el territorio fronterizo por medio de su ejército.
Para ello se vio obligado a establecer una serie de destacamentos militares
integrados por tropas fronterizas que constituían una verdadera zona de
frontera (limes) al rededor de Cantabria y Vasconia.
Los Origenes de Castilla (Aniano Cadiñanos López-Quintana - El problema del limes Hispanicus a fines de la época imperial)
El
sistema continuó utilizándose en el tiempo de los visigodos, para establecer
igualmente una zona fronteriza de defensa frente a los pueblos de las montañas.
Esta idea, si bien no está absolutamente constatada, si es posible y nutre su
teoría de la Historiae Wambae. Donde
se narra durante los conflictos de rebelión del conde Paulo, como el rey godo
establece en los pirineos una serie de focos de vigilancia amurallados para
guardar los puestos utilizando una vieja política de defensa ya empleada por
los bizantinos contra los vándalos. Para los profesores Albilio Barbero y
Marcelo Vigil, es más que probable que los visigodos utilizaran la misma política
que ya habían empleado para controlar los pasos en los pirineos, en los montes cantábricos.
Esta vez con el objetivo de controlar una frontera frente a los rebeldes del
norte.
Esta
teoría tiene a día de hoy, como ya he dicho, tantos detractores como seguidores,
en cualquier caso es más que probable que las fortalezas tardo imperiales
fueran usadas por los visigodos como puestos de guardia para su campañas contra
los pueblos del norte, fueran puntualmente en momentos concretos, o como
pretenden los citados profesores, como cuarteles permanentes donde ejércitos visigodos
se establecían durante largo tiempo para reaccionar en caso de ataques o
saqueos por parte de los montañeses.
Ejemplo de romanos tardo antiguos, muy diferentes a los típicos romanos imperiales de las películas. Los godos y otros pueblos vándalos utilizaron una similitud militar muy aproximada a ellos, si bien con algunas particularidades propias de los pueblos germánicos de las culturas del Rhin
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