1. Si la nobleza de corazón ha elegido al caballero por encima de los hombres
que están sujetos a su servicio, la nobleza de costumbres y la buena crianza
convienen con el caballero, pues la nobleza de corazón no podría haber accedido
al alto honor de la caballería sin la elección de des y de buenas costumbres. De
donde, si esto es así, entonces necesariamente se conviene que caballero se
convenga con buenas costumbres y buena crianza.
2. Todo caballero debe saber las siete virtudes que son raíz y principio de
las buenas costumbres, y son sendas y caminos de la celestial gloria perdurable;
de las cuales siete virtudes son las tres teologales y las cuatro cardinales.
Las teologales son fe, esperanza, caridad. Las cardinales son justicia,
prudencia, fortaleza y templanza.
3. Caballero sin fe no puede ser bien acostumbrado, pues por la fe ve el
hombre espiritualmente a Dios y sus obras, creyendo en las cosas invisibles, y
por la fe tiene esperanza, caridad, lealtad, y es servidor de la verdad. Y por
falta de fe descree el hombre en Dios y en sus obras y en las cosas verdaderas
invisibles, las cuales el hombre sin fe no puede entender ni saber. Por la fe
que tienen los caballeros bien acostumbrados van los caballeros a la Tierra
Santa de Ultramar en peregrinación, y empuñan las armas contra los enemigos de
la cruz, y son mártires cuando mueren por exaltar la santa fe católica. Y por la
fe defienden a los clérigos de los hombres malvados que por falta de fe los
menosprecian, y los roban, y los desposeen tanto como pueden.
4. Esperanza es virtud que mucho conviene con oficio de caballero, pues por
la esperanza recuerdan a Dios en la batalla, en sus cuitas y en sus
tribulaciones, y por la esperanza que tienen en Dios tienen socorro y ayuda de
Dios, que concede la victoria en la batalla por razón de la esperanza y
confianza que los caballeros tienen en el poder de Dios, mayor que en sus
fuerzas y en sus armas, Con la esperanza se fortalece y vivifica el coraje del
caballero; y la esperanza permite soportar los trabajos y hace que los
caballeros se aventuren en los peligros en que se ponen; y la esperanza les hace
soportar el hambre y la sed en los castillos y en las ciudades que defienden
cuando están sitiados; y si no hubiese esperanza, el caballero no tendría con
qué cumplir con el oficio de caballería.
5. Caballero sin caridad no puede ser sin crueldad y mala voluntad, y como
crueldad y mala voluntad no se convienen con el oficio de caballería, por eso
caridad conviene a caballero. Pues si el caballero no tiene caridad para con
Dios y para con su prójimo, ¿cómo amará a Dios, y cómo tendrá piedad de los
hombres desvalidos, y cómo tendrá merced de los hombres vencidos que demandan
merced? Y si no hay caridad en el caballero, ¿cómo podrá estar el caballero en
la orden de caballería? Caridad es virtud que une una virtud con otra y separa
un vicio de otro; y caridad es amor, del cual todo caballero y todo hombre puede
tener tanto como necesite para mantener su oficio; y caridad hace ligera la gran
carga de la caballería , Y así como el caballo sin patas no podría llevar la
carga del caballero, así ningún caballero sin caridad puede sostener la gran
carga que el noble corazón del caballero sostiene para honrar a la
caballería.
6. Si el hombre no tuviese cuerpo, sería invisible; y si lo fuese, no sería
lo que es; de donde, si el caballero estuviese en el oficio de caballería sin
justicia, convendría que la justicia no fuese lo que es, o que la caballería
fuese otra cosa contraria a aquella cosa que es la caballería. Y como la
caballería tiene su principio en la justicia, ¿qué caballero acostumbrado a
hacer entuertos e injusticias piensa estar en la orden de caballería? Despojar
de caballería es romperle al caballero la correa de la espada por detrás y
quitarle la espada, para significar que no debe hacer uso de caballería, De
donde, si caballería y justicia convienen entre sí tan fuertemente que
caballería no puede existir sin justicia, aquel caballero que se hace . a sí
mismo injusto y es enemigo de la justicia se despoja a sí mismo de caballería y
reniega y descree de la orden de caballería.
7. Prudencia es virtud por la cual el hombre tiene conocimiento del bien y
del mal, y por la cual se tiene sabiduría para ser amador del bien y enemigo del
mal, Y prudencia es ciencia por la cual se tiene conocimiento de las cosas
venideras por las cosas presentes, Y prudencia hay cuando por algunas cautelas y
maestrías sabe el hombre esquivar los daños corporales y espirituales. De donde,
como los caballeros existen para perseguir y destruir a los malos, y como ningún
hombre se expone a tantos peligros como el caballero, ¿qué cosa es más necesaria
al caballero que la prudencia? La usanza del caballero de justar y de combatir
no se conviene tan fuertemente con el oficio de caballería como lo hace la
usanza de la razón y del entendimiento y de la voluntad bien ordenada, pues más
batallas son vencidas por maestría y cordura que por muchedumbre de gentes,
guarniciones ni caballeros, De donde, como esto sea así, si tú, caballero,
quieres acostumbrar a tu hijo al oficio de caballero para mantener el honor de
la caballería, debes saberlo acostumbrar a hacer uso de la razón y del
entendimiento en lo que puedas, para que sea amador del bien y enemigo del mal,
pues por esta usanza prudencia y caballería se unen y convienen juntas para
honrar al caballero,
8. Fortaleza es virtud que reside en noble corazón contra los siete pecados
mortales, que son caminos por los que se va a infernales tormentos que no tienen
fin: gula, lujuria, avaricia, acidia, soberbia, envidia, ira, Por eso, caballero
que recorre tales caminos no va a la posada donde la nobleza de corazón fija su
habitación y residencia.
9. Gula engendra debilidad de cuerpo por repleción y embriaguez, y gula trae
pobreza consigo por el excesivo gasto en comer y en beber, y gula carga tanto el
cuerpo de viandas que engendra pereza y flaqueza De donde, como todos estos
vicios son contrarios al caballero, por eso el fuerte corazón del caballero los
combate con abstinencia y con continencia, y así combate contra gula y contra
sus valedores.
10. Lujuria y fortaleza se combaten la una a la otra. Las armas con que
lujuria combate a fortaleza son juventud, bellas facciones, mucho comer y beber,
ricos vestidos, ocasión, falsedad, traición, injusticia, menosprecio de Dios y
del paraíso, poco temor a las penas infernales y otras armas semejantes a éstas.
Fortaleza combate a lujuria recordando a Dios y sus mandamientos, y entendiendo
a Dios y los bienes y los males que puede dar, y amando a Dios, porque es digno
de ser amado y temido, honrado y obedecido. Y fortaleza combate a lujuria con
nobleza de corazón, que no se quiere someter a malvados y a sucios pensamientos,
ni quiere descender de su alto honor para ser vituperada por las gentes. De
donde, como el caballero se llama caballero para combatir los vicios con la
fuerza de corazón, caballero sin fortaleza no tiene corazón de caballero ni
tiene las armas con las que el caballero debe combatir.
11. Avaricia es vicio que desciende sobre el corazón para someterlo a cosas
viles; de donde, por falta de noble corazón que no defiende contra la avaricia
el noble corazón del caballero son los caballeros codiciosos y avaros, y por la
codicia cometen injusticias y entuertos, y se hacen súbditos y cautivos de
aquellos bienes que Dios ha sometido a ellos. Fortaleza tiene tal costumbre que
no ayuda a ningún enemigo suyo, y si no se le pide ayuda, no quiere prestarla,
pues es tan noble y alta cosa la fuerza de corazón en sí misma, y tanto honor
conviene que se le tribute, que en las cuitas y en los trabajos debe apelarse a
ella y se le debe pedir ayuda. De donde, cuando el caballero es tentado por la
avaricia a inclinar su noble corazón a alguna maldad, deslealtad, traición,
entonces debe recurrir a fortaleza, en la cual no encontrará flaqueza, ni
cobardía, ni desaliento, ni falta de socorro y ayuda. Y pues con fortaleza el
corazón noble puede ser fuerte para vencer a todos los vicios, caballero avaro,
diablo, ¿por qué no eres noble y fuerte de corazón para que no estés sometido a
viles acciones y a viles pensamientos por la avaricia? Pues si avaricia y
caballería conviniesen entre sí, el usurero, ¿por qué no es caballero?
12. Acidia es vicio por el cual el hombre es amador del mal y desamador del
bien. Por ello éste es el vicio por el que mejor se pueden ver en el hombre
señales de condenación mejor que en otro vicio, y por lo contrario de la acidia
se pueden conocer mejor en el hombre señales de salvación mejor que por otra
virtud. Por consiguiente, quien quiere vencer y superar acidia conviene que
tenga en su corazón fortaleza por la cual venza la naturaleza del cuerpo, que
por la corrupción y el pecado de Adán está inclinada al mal. El hombre que tiene
acidia, siempre que obra bien algún hombre, se disgusta por ello, y cuando algún
hombre obra mal, siente disgusto de que el daño que causa no sea mayor. Y por
eso tal hombre extrae trabajo y mal del bien y del mal de los demás hombres. De
donde, como el disgusto causa sufrimiento y trabajo a la persona, si tú,
caballero, quieres vencer este vicio, te conviene rogar a la fortaleza que
fortalezca tu corazón contra la acidia; la cual fortaleza vence recordando que
Dios, si hace bien a un hombre o a muchos, de todo ello no se sigue que no pueda
hacerte bien a ti, puesto que a él no le da todo cuanto tiene y a ti no te quita
nada del tuyo.
13 . Soberbia es vicio de desigualdad, pues hombre orgulloso no quiere tener
par ni igual, y por eso ama estar solo. Y pues humildad y fortaleza son dos
virtudes y aman igualdad y son contrarias al orgullo, si tú, caballero
orgulloso, quieres vencer tu orgullo, reúne en tu corazón humildad y fortaleza;
pues humildad sin fortaleza no es fuerte contra orgullo, pues en la humildad sin
fortaleza no hay fuerza y el orgullo no puede ser vencido sin fuerza.¿Serás
orgulloso cuando te veas sobre tu gran caballo, guarnecido de todas tus armas?
No, si la fuerza de la humildad te hace recordar la razón por la que eres
caballero, Y si eres orgulloso, no tendrás fuerza en tu corazón por la cual
puedas vencer y expulsar de tu corazón pensamientos orgullosos, Si eres
derribado de tu caballo y eres preso y vencido, ¿serás tan orgulloso como eres?
No, pues la fuerza corporal habrá vencido y superado al orgullo en el corazón
del caballero, y aunque la nobleza de corazón no sea cosa corporal, ¡cuánto más
fortaleza y humildad, que son cosas espirituales, deben expulsar al orgullo del
noble corazón, que es nobleza espiritual!.
14. Envidia es vicio desagradable a justicia, caridad, largueza, que se
convienen con la orden de caballería. De donde, cuando el caballero tiene
corazón flaco, no puede sostener ni cumplir con la orden de caballería. Por
falta de fortaleza, si no está en el corazón del caballero , la envidia expulsa
de su corazón justicia, caridad, largueza; y por eso el caballero siente envidia
de no poseer bienes ajenos, y es perezoso para ganar bienes semejantes por la
fuerza de las armas; y por eso habla mal de aquellas cosas que querría tener de
los que las poseen; por ello, la envidia le hace pensar cómo hacer engaños y
faltas.
15. Ira es perturbación en el corazón de la facultad de recordar, entender y
querer, Y por esa perturbación, el recuerdo se convierte en olvido, y el
entender en ignorancia, y el querer en iracundia. De donde, como recordar y
entender y querer son iluminación por la cual el caballero puede seguir los
caminos de caballería que la ira y la perturbación de corazón quieren expulsar
de su corazón, conviene que recurra a la fuerza de corazón, a la caridad, a la
abstinencia, a la paciencia, que son freno de la ira y refrigerio de los
trabajos que la ira proporciona. Cuanto mayor es la ira, tanto mayor ha de ser
la fuerza que la vence con la caridad, la abstinencia y con la paciencia. Cuanto
mayor es la fuerza, menor es la ira y mayor es la caridad, la abstinencia y la
prudencia. Y por la minoridad de la ira y por la mayoridad de las virtudes
arriba dichas, la mala voluntad, la impaciencia y los demás vicios son menores,
y donde menores son los vicios y mayores son las virtudes, mayor es la justicia
y la sabiduría; y por la mayoridad de justicia y de sabiduría es mayor la orden
de caballería. Hemos dicho la manera según la cual la fortaleza está en el
corazón del caballero contra los siete pecados mortales. Ahora diremos de la
templanza.
16. Templanza es virtud que está en medio de dos vicios: un vicio es pecado
por exceso, el otro es pecado por defecto, Y por eso, entre demasiado y poco,
conviene que esté la templanza en tan conveniente cantidad que sea virtud, pues
si no fuese virtud, entre demasiado y poco no habría término medio, y eso no es
verdad. Caballero bien acostumbrado debe ser moderado en audacia, y en comer, y
en beber, y en hablar, que se conviene con mentir, y en vestir, que ha trabado
amistad con vanagloria, y en gastar, y en todas las demás cosas semejantes a
éstas Y sin templanza no podría mantener el honor de la caballería, ni la podría
hacer estar en el medio, que es virtud precisamente por no estar en los
extremos.
17. Uso de caballero debe ser oír misa y sermón, y adorar y rogar y temer a
Dios, pues por tal costumbre el caballero piensa en la muerte y en la vileza de
este mundo, y pide a Dios la celestial gloria, y teme las penas del infierno, y
por eso ejercita las virtudes y costumbres que son propias de la orden de
caballería. Pero el caballero que hace lo contrario de esto y cree en agüeros y
adivinaciones, obra contra Dios y tiene mayor fe y esperanza en el viento de su
cabeza, en las evoluciones de las aves y en los presagios que en Dios y en sus
obras; y por eso el tal caballero no es agradable a Dios ni mantiene la orden de
caballería.
18. Ni el carpintero, ni el zapatero, ni los demás menestrales podrían
ejercer su oficio sin el arte y la manera que es propia de su oficio. De donde,
como Dios ha concedido razón y discreción al caballero para que sepa llevar a
cabo hechos de armas y mantenga la regla y arte de caballería, si el caballero
abandona su discreción y su entendimiento, que la razón le significa y
demuestra, y expulsa de su corazón la nobleza, y sigue agüeros y adivinaciones,
entonces es como el hombre loco que no usa de la razón y hace porque sí lo que
hace. Y por eso tal caballero está contra Dios, y, según razón, debe ser vencido
y superado por su enemigo, que contra él usa de razón y de discreción y de la
esperanza que tiene en Dios. Y si esto no fuese así, se seguiría que agüeros,
adivinaciones y alma sin razón convendrían mejor con la orden de caballería que
Dios, discreción, fe, esperanza y gran nobleza de corazón; y eso es
imposible.
19. Así como el juez cumple con su oficio cuando juzga según testimonios, así
el caballero sigue su oficio cuando usa de razón y de discreción, que le son
testimonios de lo que debe hacer en hecho de armas. Y así como el juez daría
falsa sentencia si no juzgase según testimonios y lo hiciese por agüeros y
adivinaciones, así la caballería obra contra lo que es de su oficio cuando
desmiente lo que razón y discreción le muestran, y cree en lo que hacen las aves
por pura necesidad y porque van volando al azar por el aire. De donde, por ser
esto así, el caballero debe seguir razón y discreción y el significado que las
armas encierran, según arriba quedó dicho, y de lo que se hace al azar no debe
hacer necesidad ni costumbre.
20. Al caballero le conviene ser amador del bien común, pues para comunidad
de gentes fue establecida la caballería, y el bien común es mayor y más
necesario que el bien particular. Y al caballero le conviene hablar bellamente y
vestir bellamente, y llevar bello arnés, y tener casa grande, pues todas estas
cosas son necesarias para honrar caballería. Cortesía y caballería convienen
entre sí, pues villanía y feas palabras están en contra de caballería. Privanza
de hombres buenos, lealtad, verdad, coraje, verdadera largueza, honestidad,
humildad, piedad y demás cosas semejantes a éstas son propias de caballero, pues
así como el hombre debe reconocer en Dios toda la nobleza, así al caballero se
le debe atribuir todo aquello por lo que la caballería reciba honor por parte de
aquellos que están en su orden.
21. Por la costumbre y buena crianza que el caballero da a su caballo no es
tan mantenido el honor de la caballería como lo es por la costumbre y buena
crianza que tiene el caballero en sí mismo o en su hijo; pues la caballería no
está en el caballo ni en las armas, sino en el caballero. Por ello, el caballero
que acostumbra bien a su caballo y acostumbra mal a sí mismo y a su hijo, haría
de sí mismo y de su hijo, si pudiese hacerlo, un animal, y haría de su caballo
un caballero.
Raimundo Lulio (1235-1313)