El teriomorfismo (del griego antiguo therion, θηρίον, que significa animal salvaje y morfo, μορφὴ, forma) es un nombre genérico que se aplica a cualquier transformación de un ser humano en otro animal, ya sea de manera completa o parcial, así como la transformación inversa en un contexto mitológico o espiritual.
En lo que concierne al estudio cultural, mitológico o antropológico, el teriomorfismo describe un personaje que comparte rasgos humanos y/o rasgos tomados de otros animales. Un ejemplo conocido es el licántropo (que incluye el hombre lobo europeo), un híbrido medio hombre, medio lobo. Muchos dioses egipcios son teriomorfos pues, sus imágenes, aunque tienen cuerpo humano poseen cabezas de otros animales o tienen la capacidad de transformarse en esos animales.
En determinadas culturas de América latina era habitual limarse los dientes en forma puntiaguda, como un ornamento personal, para parecerse a los felinos que admiraban.
La inmensa mayoría de espíritus y deidades primitivas fueron teriomorfos, tendencia que se mantendría hasta bien entrada la alta edad media. Son conocidos los berserks escandinavos alto medievales. Tradición esta que se remonta a los propios orígenes del mundo germánico. Recordemos como en el cantar del héroe pan gótico Waltario, se describe a uno de sus protagonistas transformado en guerrero oso combatiendo y despedazando a sus rivales. Todo ello en el siglo X y bajo la influencia directa del cristianismo hegemonico.
Cientos de años atrás, gran parte de los habitantes de la Europa bajo la edad del hierro, tuvieron creencias y tradiciones, incluso deidades teriomorfas. El mas conocido quizás sea el caso del dios celta Cernunnos. O el también celebre dios de los bosques y la vida desenfrenada PAN.
Los chamanes del peleolitico mantenían contacto con todas estas criaturas mitológicas por medio de rituales que buscaban el trance o extasis espiritual del chaman. Al optenerlo, el "brujo" conseguía abandonar el mundo de la materia volando hacia un plano inmaterial dominado por las almas y espíritus. En ese mundo el iniciado podía mantener contacto, reconocer, buscar, y llamar al espíritu de otros seres sobrenaturales con el objetivo de pedirles favores, perdón, o agradecerles personalmente una buena caza.
Esta tradición propia de las sociedades animistas anteriores al paganismo, es decir, las sociedades que basaron sus creencias religiosas en los espíritus y no en los dioses, se ha mantenido prácticamente intacta en numerosas tríbus africanas, así como en poblaciones asiáticas, donde aun a día de hoy se recurre a chamanes para invocar espíritus de la naturaleza. Buen ejemplo de ello son los chamanes mongoles a los que se recurre en la isla de Oljon del lago Baikal (Rusia / Siberia). Un lugar cargado de espiritualidad donde se realizan danzas para alcanzar el trance del mago con la intención de pedir permiso a los espíritus de las aguas para pescar o navegar sobre ellas.
Es muy posible que el propio culto a los antepasados tuviera un origen en el chamanismo paleolitico. Donde el propio chaman a lo largo de sus viajes espirituales, llegaba a ver y entablar conversaciones con las almas de los hombres caídos durante cacerías, o fallecidos por causa natural. Esta creencia se mantendría igual que los espíritus teriomorfos hasta bien entrada la edad media, incluso hasta nuestros días por medio del culto a las animas y los muertos de las sociedades monoteistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario