domingo, 10 de marzo de 2024

Las aventuras de Olaf Haraldsson, rey de Noruega, por la enigmática Hispania (siglo XI - año 1014 / 1015)

Olaf segundo de Noruega, también conocido como Olaf Haraldson, u Olaf el santo.  Nació en Ringerike, Noruega, en el año 995, proclamándose rey del país entre los años 1015, y 1028. Como muchos otros vikingos, Olaf nacería pagano siguiendo las doctrinas religiosas típicas de su cultura y entorno geográfico. Un mundo mitológico de base indoeuropea germánica, que tenía al dios Odín, como padre supremo del panteón de escandinavo. 

Si bien, como ocurriría con otros muchos vikingos a lo largo del avance de la edad media, Olaf terminaría por abrazar el cristianismo a inicios del siglo XI, en la ciudad de Ruan, Francia. Pasando a ser conocido curiosamente, como Olaf el santo. 

El rey noruego, era hijo de Harald y descendiente de Harald primero de Noruega. A los once años de edad, el futuro rey noruego, se enrolaría por vez primera en una expedición vikinga. Participando junto a otros guerreros y  nobles, en distintos saqueos por las costas de los países bálticos, pasando posteriormente a las Islas Británicas, donde junto con el popular pirata nórdico Thorkel el alto, atacaría la ciudad inglesa de Canterbury en el año 1011.

En Inglaterra, Olaf se pondría al servicio del exiliado rey Etelredo II, perteneciente a la popular y poderosa casa de Wessex. Precisamente fue durante esos años de aventuras por las islas británicas, en los que el rey escandinavo, decidiría atacar la península ibérica, dando origen a un sinfín de anécdotas y aventuras, que sin ninguna duda podrían validar un guion para una buena  película de cine histórico. Pues durante todos esos años, las aventuras de Olaf, se mezclaron con la realidad política, social, e histórica del momento, a la par que con visiones y elementos mágicos propios del mundo fantástico y mitológico.  

En lo tocante a la historia del personaje vikingo en la península Ibérica, cabría destacar el año de su llegada, concretamente la primera mitad del siglo XI. Siendo recogido por las crónicas hispanas, el año 1015, como posible fecha de sus ataques e incursiones. De todo ello nos ofrece gran detalle el escritor Eduardo Morales en su libro publicado en 1997: Ataques e incursiones contra los reinos cristianos y musulmanes de la península ibérica entre los siglos IX y XI. 


En su trabajo, el escritor cordobés, recoge y transcribe gran cantidad de crónicas históricas, tanto cristianas como musulmanas, en las que se habla y desarrolla la posible llegada del rey Noruego a las costas hispanas. Narrando y analizando desde su primer ataque a la ría de Mundaka. Hasta sus últimos encuentros con los andalusíes, tras los cuales decidiría regresar a Noruega para ser proclamado rey.

Todo ello, dentro de un panorama político peninsular muy convulso. En el que el rey de León había tomado nupcias con la hija de Menendo González, de nombre Elvira Menéndez. Y donde el poderoso vecino Navarro, Sancho III el mayor, se había anexionado el condado de Sobrarbe, fortificando su capital, y dando inicio con ello a una época de expansión y grandes victorias, que marcarían el futuro del norte de España, y más concretamente del reino de Pamplona. Reino que llegaría ser dueño de casi todo el norte cristiano peninsular, a lo largo de buena parte la primera mitad del siglo XI.

El primer acercamiento histórico que podemos desarrollar acerca de la presencia de los vikingos de Olaf en Hispania, la tenemos hacia el año 1014, o 1015, en Galicia. La presa elegida fue la ciudad de Tuy, en la desembocadura del Miño.

En esta incursión, y según las crónicas recogidas por Morales, una flota vikinga penetró por el Miño, hasta alcanzar desprevenidos a los habitantes de la ciudad. La cual fue tomada violentamente antes de que sus ciudadanos pudieran organizar la defensa del lugar. La ciudad fue saqueada e incendiada. Y un gran número de sus habitantes, tomados como prisioneros. Entre ellos el propio obispo Don Alfonso, junto a la totalidad de su clero. Quienes presumiblemente fueron esclavizados, o eliminados directamente. Pues no se sabe nada más de ellos en ninguna de las crónicas existentes.

Florez lo relata de la siguiente forma (..) La situación de Tuy junto al mar en margen navegable, que en tiempo de paz y en estado de florecer el comercio, podía engrandecerla con opulencia, fue ocasión de infortunios, por la vecidad de los Normandos, que entraban por el rio, a robar y destruir la tierra. Elmiedo de aquellas irrupciones obligó al obispo Naustio a residir en Labrugia. Pero vueltos a Tuy otros obispos, tuvo el último la desgracia de ser llevado prisionero. Los enemigos arruinaron la ciudad, dejando su territorio en tan deplorable estado, que no pudo mantener Obispo en mucho tiempo.. En aquel tiempo, reinó Alfonso V.Y aun que echó fuera de Galicia a los Lordemanos, pasó mucho tiempo hasta que restauró sedes antiguas, no o hizo en la de Tuy (E.S. XXII, 61 – 62)


Este ataque, si bien no puede asegurarse al cien por cien, suele identificarse con la presencia del Rey Olaf Haraldsson en España. Según se cuenta en la crónica de Noruega, escrita  en una de las islas Orcadas, y publicada por primera vez en 1850 por Munch de Cristiania (Reinhart Dozy – Los vikingos en España / pag58 ). 

El monarca obtuvo muchas riquezas y victorias tras atacar nuestro país.. El extracto en concreto describe el suceso de la siguiente forma:

(..) Olaf vence a los bretones y después se dirige a Hispania, y tras dejar allí clarísimas pruebas de sus victorias, vuelve a Dinamarca (..)

Normalmente, al coincidir las fechas,  los historiadores suelen identificar el ataque de Tuy, con la presencia de Olaf Haraldson en España. De no ser así, estaríamos ante un suceso realmente interesante. La presencia de varios grupos vikingos atacando de forma independiente y en distintos lugares geográficos las costas españolas. Por un lado los vikingos de Olaf en el cantábrico, y por otro, un grupo de vikingos desconocidos, que estarían asolando las costas gallegas, siendo ellos los responsables del devastador ataque a Tuy en el año 1015. 

Dejando atrás el incidente de Tuy, y ciñéndonos a lo que sabemos de Olaf el santo en España. Sabemos por su propia saga, que partió de Inglaterra rumbo hacia el sur. Posiblemente atraído por relatos anteriores de sus propios compatriotas, quienes ya habían saqueado las costas hispanas en épocas anteriores. Relatos, que a buen seguro, hablaban de ricas ciudades y oro abundante en palacios de civilizaciones desconcídas.

En esta aventura por aguas del sur, los barcos del pirata escandinavo, llegarían a las costas del mar cantábrico. Donde parece ser que batalló e incendió un enclave ocupado por vikingos daneses. Presumiblemente situado en un lugar llamado Ringsfiord. Algunos autores como Antor Erkoreka, y Eduardo Morales, sitúan esta mítica ciudad danesa, en la ría de Mundaka (España). Lo cual sería fascinante, ya que Estaríamos ante un asentamiento vikingo en la península, cuyos orígenes posiblemente se remontarían a las primeras incursiones del siglo IX.

Los piratas de Olaf, tras atacar, combatir, y derrotar a los daneses en Mundaka, continuaron depredando las costas del cantábrico hasta llegar a la ciudad de Grisepol. Nuevamente un misterio. No se sabe con certeza cuál era esa ciudad situada en el cantábrico. Si bien, nuevamente Eduardo Morales, la sitúa en el puerto de Castropol, Asturias. 

Allí una vez más los guerreros de Olaf, combaten contra vikingos daneses que habían ocupado la zona. Los derrotan, y continúan su viaje costeando España hasta un lugar llamado Gundvalbog, posiblemente en Galicia. Donde tras combatir y batallar, tomaron prisionero al conde Gonzalo, quien la gobernaba, y el cual tuvo que pagar 12.000 piezas de oro para ser liberado. (Eduardo Morales - Historia de los Vikingos en España / ataques e incursiones contra los reinos cristianos y musulmanes de la península Ibérica en los siglos IX al XI / pag 2014).


Tras abandonar Galicia, y después asolar el cantábrico, Olaf inicia rumbo al estrecho de Gibraltar. Y es aquí donde llega lo más asombroso y mágico de su aventura hispánica, pues se entre mezcla la historia, con  visiones y relatos fantasiosos de ciudades desconocidas, gigantes, y criaturas fantásticas contra las que el nórdico tendrá que luchar.

Nuevamente Reinhart Dozy, nos describe el suceso con bastante exactitud y claridad, al detallar lo narrado en la saga islandesa de Olaf (Olaf Saga / edición 1849).  
En ella se cuenta,  que el escandinavo llegó con sus barcos al punto más lejano de la tierra conocida. Donde encontró dos monstruos a los que venció. Un gigantesco jabalí que aterrorizaba a las gentes de la zona. Y una terrorífica sirena marina que era adorada por las gentes del lugar. Además descubrió una majestuosa ciudad llamada Karlsar, cuyos habitantes eran paganos e idolatras.

Este detalle es importante para intuir de qué ciudad podría tratarse. Ya que algunos eruditos, vinculan Karlsar con el Garona (Francia). Siendo el principal problema de esta hipótesis, que los franceses del siglo XI eran cristianos. Y la saga recalca que los pobladores de Karlsar eran idolatras. 

Llegados a este punto, solo podemos reconocer como idolatras en el occidente europeo de aquel siglo, a los musulmanes. Siendo por tanto la ciudad de Karlsar, la ciudad de Cádiz, en el estrecho de Gibraltar. Esta teoría toma fuerza, al detallarse una anécdota que sufrió el Rey Olaf en el lugar. Pues describe como esperó durante días, quizás semanas, la llegada de vientos favorables que le permitieran atravesar el estrecho de Gibraltar. Parece evidente pues, que esta afirmación carecería de sentido, si no aceptamos que Olaf se encontraba próximo al golfo de Cádiz, y si en las lejanas tierras de Francia.

Nuevamente el historiador holandés  Reinhart Dozy potencia esta idea añadiendo (..) A nuestro parecer se refiere a la bahía de Cádiz; allí era donde los barcos esperaban ordinariamente un viento favorable para pasar el estrecho. Allí donde moraban entonces los  paganos, es decir, los musulmanes. Pues es sabido que todos los pueblos cristianos miraban entonces a los sectarios de Mahoma como idólatras. Allí era en fin, donde los normandos debieron colocar su tierra mágica, pues para ellos, Cádiz, era la tierra donde vivían los singulares Blamen, Los negros, y estaba al final del mundo (..)


A este respecto, Dozy, nos aclara el propio nombre de Karlsar cuyo significado en todas las lenguas germánicas significa hombre grande. Por eso el propio nombre del barco de Olaf, era Karl Haefus (Cabeza de hombre – Saga de Olaf ( pag 38 / Edición 1853). La posible razón por la cual los vikingos llamaron a Cádiz la bahía del hombre grande, la tenemos en una estatua de bronce de seis codos de alto, que representaba un hombre con barba larga, vestido con cinturón y un manto dorado, situado sobre una columna. El hombre de bronce gigante, con una de sus manos sostenía unos panes, y con la otra una llave, la llave a la puerta del Mediterraneo.  

Esta estatua gigantesca, no era otra que Hércules, conocido también como el Coloso de Cádiz. estatua, que se mueve entre el mito y la realidad. Pues aun cuando hay autores que niegan su existencia, son numerosas las referencias de textos históricos, que nos invitan a pensar que existió realmente. 
Algunas de estas crónicas, precisamente son musulmanas. Como la de Al Mas Udi, en el año 956. Quien nos cuenta:

(..) “En esta isla, se levanta un gran almenara de admirable fábrica, con una columna en su cima y sobre ésta una estatua de cobre que se distingue, por su gran tamaño y elevación, desde Sidonia, y aún más allá. Detrás de la columna de este mar y a intervalos fijos hay otras estatuas en unas islas que se ven las unas desde las otras y son las estatuas que llaman las Herácleas porque fueron construidas en los tiempos antiguos por Hércules, el gran rey, las cuales avisan a quienes las ven de que no se puede ir más allá de ellas... Con la variedad de los gestos en las manos” (..)

Otras referencias al coloso de Cádiz, las tenemos en historiadores y filósofos griegos o romanos, como Tito Livio, Aristóteles, o el propio historiador cordobés Ibn Hayyán.

Tristemente, la estatua parece que fue destruida por el fanatismo religioso de los almorávides llegados desde Marruecos en el siglo XII. Impidiendo a las generaciones futuras, contemplar la que se consideraba en aquellos tiempos, una de las maravillas del mundo. 

De cualquier modo, y regresando a Olaf el vikingo. La visión de una imagen tan majestuosa, debió impactar a todos los navegantes escandinavos que llegaron junto a rey, Los cuales debieron de quedar impresionados cuando vieron por primera vez a ese Coloso a las puertas del estrecho, mostrando a todos ellos una civilización que no había visto hasta la fecha. 


El propio Rey noruego tendría un momento místico en Gibraltar. Interpretando la visión del hombre gigante, como una prueba de Dios, que le pedía detener su viaje, para regresar a Noruega, donde debía de proclamarse rey.  

Reinhart Dozy nos lo describe así, transcribiendo parte de la propia saga de Olaf (..) Quizá haya en la misma saga una vaga reminiscencia de la estatua del hombre grande. Leese allí que Olaf cuando se encontraba en la bahía de Cádiz (Karlsar), donde había combatido a los paganos y donde esperaba un viento favorable para atravesar el estrecho, tuvo un sueño muy notable. Un hombre de un gran tamaño, y aspecto majestuoso, se le presentó y le mandó que no continuase su viaje. “vuelve a tu país”, le dijo, porque reinarás eternamente en Noruega (..)

Esta anécdota, también recogida por Snorri Sturlsson, fue interpretada como un Ángel del cielo por el rey vikingo. Quien tras el sueño, decidió no atravesar el estrecho de Gibraltar y regresar costeando la península nuevamente, hasta su tierra natal, para proclamarse Rey de su país.

Hasta aquí los andares y aventuras relacionadas con el rey noruego en España, destacando como anéctodas curiosas en torno al personaje, la existencia de una capilla cristiana en Burgos, concretamente en Covarrubias, que pasa por ser la única ermita en su honor situada en España. Y una supuesta carta escrita a puño y letra del Rey Alfonso V de León, donde se da a entender, que el propio rey combatió a los normandos (Eduardo Morales - Historia de los vikingos en España pag 204 / Reinhart Dozy - Los Vikingos en España pag 52) Las fechas coincidirían con la llegada de Olaf a Hispania, por lo que siempre nos quedará la duda, si realmente el monarca hispano luchó contra los vikingos de Olaf, o contra otros normandos. la carta dice:

(..) En verdad, no mucho después, al crecer los pecados de los hombres, las costas fueron arrasadas por normandos, y puesto que la sede de Tuy era la más alejada de todas, y además era muy pequeña, su obispo, que allí residía. Fue capturado por los enemigos junto con los suyos. A unos los asesinaron, a otros los vendieron, y la ciudad misma fue reducida a la nada, y permaneció muchos años asolada y vacia. Tras lo cual, favorable la divina misericordia, que todo lo dispone con bondad y rige el universo, derrotamos muchas veces a los enemigos, y los expulsamos de nuestra tierra con la ayuda de la divina gracia (..) (Esp. Sagr. t XIX, pag 390)

Como vemos, la poco conocida historia de Olaf Haraldsson en España, es digna de una película. Cumpliendo gran parte de los mitos de las grandes leyendas vikingas.. aventuras, tierras extrañas, civilizaciones desconocidas, incluso monstruos sobrenaturales a los cuales el rey noruego venció en nuestro país. Antes de llegar, eso si, a tener un sueño religioso, en el que nada menos que un Ángel, detendría su viaje rumbo al Mediterráneo, para encomendarle regresar a casa donde sería rey de todos los Noruegos. 

ALVAR ORDOÑO (investigador histórico, y editor de los blogs: LA ERA DEL HIERRO, HISPANIA DE LOS VIKINGOS E HISPANIA BARBARORUM)

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