lunes, 27 de julio de 2020

El dios oso Arconi y la herencia simbólico espiritual del oso como elemento totémico en la España indoeuropea.

Los celtíberos pensaban que en sus bosques, vivía un poderoso espíritu que los recorría y protegía bajo la forma de un gigantesco oso pardo. Este animal, era el símbolo del dios, o la diosa Arconi (artio / artemisa)

El escritor romano Plinio, describe como entre ellos existía la creencia popular de beber el cerebro de un oso tras ser cazado. Creencia que posiblemente procediera de las sociedades cazadoras animistas anteriores a la llegada de los indoeuropeos a España. El romano describe dicho ritual de la siguiente forma

(..) En Hispania se cree que su cerebro contiene un hechizo y queman el cerebro de los que son muertos en los espectáculos, habiéndose comprobado por testigos, que quienes han tomasa, Arconi.do el cerebro del oso como bebida, experimentaban la misma rabia del animal (..)

Plinio (NH VIII, 130)

Relacionado con ese culto Jose María Blázquez Martínez nos aporta los siguientes datos s

En Sigüenza se ha hallado un dios, bien conocido en la religión celta. La lectura de la inscripción es como sigue: Arconi Pompeius Placidus Meducenicum u(otum) s(oluit) l(ibens) m(erito). El nombre del dios es frecuente como nombre de persona en Hispania (CIL II, 671, 948, 2615, 5223, 5307, 6336a; EE IX, 32, p. 22). La diosa es la misma citada en una inscripción votiva del país de los Tréveros, en Bollendorf, en la que se lee Artioni Biber (CIL XIII, 4113); en esta misma región vuelve a aparecer bajo la forma Artio (CIL XIII, 4203), y en Germania Superior, en Hedderheim bajo la forma (A)rtioni (CIL XIII, 7375). En un bronce de Berna la diosa se encuentra sentada delante de una osa y la inscripción dice: deae Artioni. La diosa Artio tuvo también un primitivo estado teriomorfo. Esta diosa ursina es un aspecto muy concreto del culto al oso. Una serie grande de teóforos de nombres y de lugares atestiguan entre los celtas este culto; con él hay que relacionar ciertas prácticas mágicas de la Península, que tienen por protagonista al oso como la descrita por Plinio (NH VIII, 130): cerebro beneficium inese Hispaniae credunt, occisorumque in spectaculis capita cremant testato, quoniam potum in ursinam rabiem agat.



Al beber el cerebro, los guerreros / cazadores adquirían la fuerza de la bestia. Aquí el cerebro, el cual se encuentra en el interior de la cabeza, Elemento sagrado para los celtas al pensar que en su interior residía el espíritu de los animales u hombres. Cumple la función de elemento mágico conductor de poderes.. Es la simiente, la sabia de la cabeza donde reside el espíritu de los seres vivos.

Por ello nuestros antepasados, pensaban que al beber ese cebero, la fuerza del oso pardo y en parte la fiereza de su espíritu, pasaba del animal sagrado al hombre. Podríamos hablar salvando las distancias. Que nos encontramos ante un predecesor del culto germánico alto medieval de los berserker. Ritual si bien no idéntico en su proceder, si en su finalidad. Ya que en ambos casos el objetivo a alcanzar residía en conseguir las virtudes del animal.

Parece ser que el espíritu, o divinidad encargada de custodiar los bosques era Arconi (oso u osa). Un dios del que poco se sabe. aun cuando posiblemente estuviera relacionado con el mundo natural. Siendo guardián de los bosques y lugares naturales, así como señor de los cazadores, y de las fuerzas primitivas. Madre en su versión femenina de osa.

El dios Arconi suele estar relacionado con la divinidad de los Tréviros (Artio). Tribu gala que habitó el valle inferior de Mosella hasta que finalmente fueron absorbidos por los francos. En la península ibérica de cultura indoeuropea se han encontrado distintas inscripciones que pudieran arrojar una vinculación de cultos entre celtiberos y galos. Así pues inscripciones tales como la de Siguenza (Castilla) y algunas de Asturias y el pirineo aragonés (Sussetanos), junto a los Beturios de la Betica (sur de Hispania) Parecen demostrar que existió algún tipo de creencia religiosa relacionada con la divinidad del Oso / Osa. 



Con la llegada del cristianismo, el mito se perdió, o quizás modificó, o quizás simplemente pasó de ser creencia popular a simple superstición de las gentes cercanas a los campos. Se sabe con certeza, que durante el periodo visigodo de Hispania, cultos paganos de los tiempos celtas y romanos, coexistieron al lado de la creencia cristiana entre los campesinos de pequeñas aldeas. 

Los lugareños no dudaban en rezar a Dios, al tiempo que acudían a depositar simbólicas ofrendas a los antiguos espíritus sagrados de sus antepasados, en montes, fuentes, y ríos. Hay constancia de esta existencia de cultos, al menos hasta el siglo VII. La llegada del Islam a la península supone un parón, y un auge del cristianismo como seña de identidad entre los nativos, unidos contra la religión foránea.

No obstante el elemento del animal como ejemplo totémico siguió presente en las tradiciones populares medievales posteriores al Islam. Los emblemas de buena parte de los escudos heráldicos españoles y europeos incorporan el oso como imagen totémica. Escudos de ciudades como Madrid, añaden las leyendas vinculadas al oso como elemento simbólico a su origen. 

En la edad media, Favila, el rey de los Astures hijo de Pelayo. Intenta emular a su padre en un acto heroico, posiblemente un ritual de iniciación desconocido hasta la fecha. En el que el hombre desafía a la bestia en un duelo con la intención de adquirir la madurez heroica que le valide como líder de su pueblo. 

A pesar de que el cristianismo condenaba la creencia de la trasmutación de las almas entre animales y hombres. Esta creencia no pudo ser desterrada del sentir atávico de los europeos, quienes desde su pasado neandental, hasta su edad media. Siguieron vinculando el presente de los seres humanos con su pasado de las cavernas / naturaleza, donde los animales fueron las primeras divinidades representadas a modo de Dios.

Existe por tanto una linea invisible de unión en su finalidad entre el ritual celtibérico descrito por Plinio el viejo, con el escandinavo de los Berserk, y el bajo medieval del oso como elemento heráldico. En todos ellos el objetivo era usar al elemento oso como vinculo totémico / mágico contra el enemigo. Antiguamente intentando ser poseído por el espíritu bestial de la criatura. Y en la baja edad media intentando despertar el terror entre las familias rivales, usando la heráldica del oso como elemento de poder por familias aristócratas. Repito... la finalidad era idéntica aun cuando su proceder era diferente al encontrarse distanciado por cientos de siglos. 

El oso, es por tanto y sin ninguna duda, un animal vinculado a la tradición cultural hispánica en su totalidad. No solo desde la edad de la edad de piedra, sino también desde el mundo celtiberico, pasando por godos y por sus herederos de los reinos medievales. Hasta terminar en la heráldica iniciada durante la baja edad media y aún mantenida en algunas familias y localidades del siglo XXI como Madrid. Sin dejar de mencionar, por supuesto, innumerables muestras de apellidos españoles como García en Castilla, karteza en País Vasco o los condes de Bera en Barcelona (se teoríza sobre el posible significado de la palabra goda Baira = Oso con los Bera franco visigodos de Barcelona)

Alvar Ordoño 2020 - Recreador, divulgador e investigador histórico de los grupos; BAIRA, REGNUM CASTELLAE, HISPANIA DE LOS VIKINGOS e HISPANIA GERMANORUM.

No hay comentarios:

Publicar un comentario