lunes, 27 de julio de 2020

Los poco conocidos celtas del Sur

Por inverosímil que resulte (pues la tradición historiográfica que ha venido sosteniendo a los celtas históricos vinculados con la cultura de La Tène, siempre ha descartado prácticamente la presencia de los mismos al sur de los Pirineos), en estudios que han venido desarrollándose en una tendencia desde la década de los ochenta en el siglo XX, se apunta a la presencia de estos pueblos en lugares tan lejanos como el sur de la península ibérica. Esta línea de investigación, inaugurada por Martín Almagro-Gorbea y otros expertos, basa a grandes rasgos su metodología en un interdisciplinar proceso (mezclando etnología, antropología, mitología comparada, estudios lingüísticos, arqueología y cultura material, fuentes literarias, etc.) que apunta a que, al contrario del “celtismo” tradicional, entendido a la asociación directa de una lengua “celta” (la principal preocupación de Untermann, cuya ausencia le impedía afirmar que hubiese celtas en Hispania) a un conjunto étnico y a una arqueología, insiste más en un sustrato proto-celta al cual señalan diversos autores; un sustrato protocelta que recibiría el influjo de las culturas anteriores a ellos en las diversas oleadas que hicieron mella en las poblaciones prerromanas y “celticizaron” (permítase la licencia verbal) del mismo modo, a sus vecinos colindantes.

Tanto resulta así, que en zonas como la meseta, existen vestigios arqueológicos que son tan celtas como los que puedan mostrarse en los yacimientos de La Tène, en la Europa ultrapirenaica; incluyendo numerosos testimonios de autores clásicos como Estrabón, Pomponio Mela, Posidonio, Diodoro o Plinio el Viejo entre otros, en un espacio de tres siglos, de forma a veces un tanto imprecisa o variable, afirman conjuntamente al estudio realizado una realidad que hasta bien poco venía ignorándose en la historiografía, entre otros motivos debido a la nula representación de España en los congresos internacionales.

Así pues, cuando observamos el cuadrante suroeste del mapa en cuestión, apercibimos una etnia que mora el lar comprendido entre los ríos Guadiana y Tajo (región antiguamente llamada Baeturia, aproximadamente coincidente con el actual Alentejo portugués) en la que cohabita junto a los "lusitani", los "celtici". Según el geógrafo Estrabón, éstos eran “afables y civilizados” como sus vecinos los "túrduli", mientras que los "celtici" no merecían tal calificativo, ya que vivían normalmente en aldeas.

Un estudio del terreno descrito, muestra que, en efecto, el suelo volcánico y el clima en exceso húmedo de tal zona, hace más favorable el asentamiento y la supervivencia a través de la ganadería que de la agricultura, lo que favorece un hábitat disperso, una vez más en armonía con el registro arqueológico; se muestra un mapa deoppida repartidos por el territorio, cuyas fases van desde una transición que abandona la tradición e influencia tartésica, a una celtización potente con influjo desde el norte y en última instancia una acusada presencia de elementos romanos, previos a la conquista.
La guinda de todo el pastel viene con el análisis etimológico que se ha efectuado en los topónimos en los últimos tiempos, puesto que las ciudades de Munda y Certima, de raíces celtíberas ambas, han sido identificadas como las modernas Monda y Cártama, en el término provincial de Málaga, escorzando una "Ultima Celtiberia" que compartiría sustrato con aquellos pobladores que, según el geógrafo ya citado, Estrabón, en parte emigraría junto a los túrdulos en un viaje hasta asentarse en la zona del río Limia, donde ambos grupos concluyeron separándose.

Fuentes/Sources:Alberto J. Lorrio y Gonzalo Ruíz Zapatero, "The Celts in Iberia: An Overview", E-Keltoi, 2005.(http://www4.uwm.edu/celtic/ekeltoi/volumes/vol6/6_4/lorrio_zapatero_6_4.html) 

Luís Berrocal-Rangel, "The Celts of the Southwestern Iberian Peninsula", E-Keltoi, 2005. (http://www4.uwm.edu/celtic/ekeltoi/volumes/vol6/6_9/berrocal_6_9.html)


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