miércoles, 23 de enero de 2013

¿En qué creían los carpetanos?

En las creencias de los carpetanos no queda más remedio que introducirse en el movedizo terreno de la conjetura, porque al contrario que de los pueblos vecinos, no ha quedado rastro, al menos de momento, de los dioses carpetanos en la epigrafía romana. Ni Ataecina, ni Airón, ni Endovellicus, ni Lug, ni demás dioses de los panteones célticos y lusitanos, que son los más próximos a nuestros protagonistas.
Esto no significa que los carpetanos no adorasen a dioses propios, lo que ocurre es que no han aparecido vestigios del culto, o es que entre sus costumbres no estaba la de citar por su nombre al dios al que le pedían árnica. Probablemente tuvieron sus representaciones materiales de las divinidades, pero puede ser que el material sobre el que lo realizaban fuese perecedero, como la madera, o que la intransigencia de los acólitos de posteriores religiones asentadas en el solar carpetano acabara con sus restos.

Como buenos célticos (con sus matices ibéricos), debieron adorar a un dios sin nombre, un dios superior, máximo y óptimo, como el Júpiter romano, caracterizado por un notable talante guerrero. Pero también debieron de ser devotos de la Diosa de la Naturaleza y de la Fecundidad, la Diosa Madre celta, indoeuropea. Como no se ha documentado la religión druídica en la Península Ibérica, es de suponer que tampoco hubiese druidas entre los carpetanos. No olvidemos que las corrientes culturales y humanas procedentes del centro de Europa, atravesaron los Pirineos y aquí se fosilizaron, mientras que allende nuestras montañas protectoras y separadoras al mismo tiempo, tales ideas evolucionaban. Nuestros celtas proceden de una estirpe muy antigua, donde no había todavía sitio para las creencias druídicas. No obstante los carpetanos eran devotos de la Naturaleza, y realizaban sus prácticas de culto en santuarios al aire libre, algo que a los romanos les irritaba sobremanera, puesto que ellos estaban habituados a los templos cerrados.

Los carpetanos debieron adorar al caballo, y a las divinidades acuáticas, como la inmensa mayoría de los celtas peninsulares. En Complutum eran especialmente afectuosos con las ninfas de las aguas. No olvidemos la fama de los jinetes meseteños, por cuya contratación se pegaban romanos y cartagineses.
Durante época romana, el culto a Marte, el dios de la guerra romano estaba muy extendido, y se asociaba su culto con el toro, animal de carácter sagrado en todo el Mediterráneo y sus riberas. El toro tenía además un matiz de orden astral, tiene carácter funerario y también simboliza la fecundidad. La religiosidad indígena también estaba predispuesta a los sacrificios cruentos y combates gladiatorios en los funerales de grandes personajes, como Viriato, que no era carpetano, pero sí lusitano, con quienes hubo bastante contacto, y no siempre amistoso.

Sí se conocen aras votivas en la Carpetania con inscripciones romanas, pero dedicadas a dioses romanos, aunque seguramente muchas divinidades del panteón romano se asimilaron con los indígenas, como Marte. En cambio, las alusiones a religiones mistéricas orientales, y por supuesto a los viejos dioses carpetanos, brillan por su ausencia. También está documentado en los municipios carpetanos de época imperial el culto al emperador, cuya gestión llevaban un colegio sacerdotal dominado por libertos, los sevires augustales.
Diego Salvador Conejo
 

 

cronología carpetana

Los carpetanos aparecen en los papeles, esto es, en las crónicas de cartagineses (éstas desaparecidas), griegos y romanos, a partir del último tercio del siglo III a.C. Para entonces, nuestros protagonistas ya habían entrado en la Edad del Hierro II.
Así que vamos a hacer un esquema de la cronología que nos ocupa:
  • Edad del Hierro I: siglos VIII - V a.C. Comienzan a aparecer los primeros utensilios en hierro. Llamemos a los carpetanos, no carpetanos, si no precarpetanos, porque todavía no se han individualizado en las fuentes históricas, y técnicamente aún permanecen en la Prehistoria.
  • Edad del Hierro II: siglos V - II a.C. Los utensilios de hierro se han generalizado, pero no sólo eso, sino también la cerámica a torno y las viviendas de arquitectura más sólida, de planta rectangular con zócalos de piedra, paredes de adobe y cubierta vegetal. A finales del siglo III a.C., entran en la Historia de la mano de los escritos púnicos, griegos y romanos. Antes de ese momento, cuando estaban a punto de irrumpir en los escritos, les voy a llamar protocarpetanos, porque casi lo eran ya.
  • Período romano republicano: siglos II - I a.C. Es la época de la conquista de la Meseta por los romanos. O los carpetanos habían quedado muy tocados durante la ocupación cartaginesa o se hacen enseguida muy amigos de los romanos, por lo que pueda pasar. Aparecen poco como carpetanos, pero sí como habitantes de las ciudades consideradas carpetanas: toletani, complutenses, consaburenses, caraccitanos.
  • Período romano altoimperial: siglos I - III d.C. La cosa está ya bastante más tranquila, y en la Carpetania se pueden dedicar a embellecer y engrandecer sus ciudades, algunas de las cuales pasan a ser municipios latinos, como Toletum, Complutum, Consabura, y con reservas, Segobriga, cuya población pudo ser mixta, celtíbero-carpetana. En todo caso, los carpetanos ya son carpetanorromanos. Vaya, romanos.
  • Período romano bajoimperial: siglos IV-V. Ahora pinta en bastos. La gran fiebre municipalizadora de siglos anteriores cae en picado, pero aun así, en Complutum se realizan grandes obras en el foro que datan de finales del siglo III d.C. Y la casa de Hippolytus, esa pedazo escuela para niños bien levantada en la época de las grandes villas, el siglo IV d.C.
  • Período visigodo: siglos V-VIII d.C. La cosa parece ruralizarse cada vez más. Excepto Toeltum, que brilla con luz propia entre las urbes que sobreviven al desastre bárbaro. Pero todavía quedan restos de las creencias carpetanas cuando hay textos toledanos eclesiásticos que ordenan acabar con las prácticas paganas en zonas fronterizas de la Carpetania, que ahora, como pudo serlo antes, es el nombre de una provincia eclesiástica del reino de Toledo. Y fíjense que Toletum es ahora capital del reino de los visigodos.
  • Con los musulmanes, ya no se habla de carpetanos, pero sí de Tolaitola, la antigua Toletum carpetano-romana.
Diaz Salvador Conejo

¿Qué significa carpetano?

Para responder a esta pregunta tan peliaguda hay que hacer una larga introducción del asunto, que nos lleva hasta la primera guerra púnica, pues tiene cierta relación, un poco enrevesada, eso sí, pero no menos entretenida.

No me extenderá demasiado sobre la primera guerra púnica. Esta fue una de las primeras guerras mundiales, pues involucraron a las dos potencias principales del Mediterráneo central, que comenzaron a dirimir quién es quién en el concierto internacional: una muy veterana en estas lides, Cartago, y otra, advenediza y que pedía su sitio en el nuevo orden internacional, como decía Bush Jr., Roma. El caso es que la isla de Sicilia fue el oscuro objeto del deseo de ambas, y después de muchos años de guerras y matanzas, al final, Cartago perdió la guerra, se firmó un tratado de paz por el que los púnicos (otra manera de nombrar a los cartagineses) se comprometieron, entre otras muchas cosas, a pagar a Roma una astronómica indemnización de guerra, que es lo que pasa cuando uno pierde: hay que pagar al que gana. Y como los cartagineses estaban en bancarrota ya que además de a los romanos, debían dinero a sus mercenarios, que los tenían y en cantidades ingentes, se fueron a buscar oro y plata con que pagar tan cuantiosa deuda. Ciudadanos cartagineses que se enrolasen en el ejército debía haber pocos, y los que había no firmaban de muy buen agrado, parece ser. Así que optaron por la posibilidad más cara, la de externalizar el servicio, que como sabemos, suele ser más oneroso. Y se fueron a buscarla un poco lejos de Cartago (ciudad que estaba muy cerca de la actual ciudad de Túnez). Así que recalaron en la Península Ibérica, donde fenicios (los predecesores de los púnicos) y griegos (amiguetes de los romanos) hacían las Américas (en este caso las Hispanias), pues había en esta tierra oro y plata para dar y tomar. Y allí que se fueron los Barca, familia de potentados púnicos, para sacar un dinerillo para el Estado, y de paso para ellos mismos. O al revés. Y durante su periplo por meseta, uno de los cachorros de la familia Rayo (que es lo que siginfica en castellano Barca), el inconmensurable Aníbal, se dio de bruces contra un buen número de pueblos, tribus, etnias de la meseta, entre las cuales estaban nuestros viejos conocidos. Todo esto es mucho más complicado, pero baste esta información para dar una ligera semblanza de donde nos estamos introduciendo. Estamos hablando de finales del siglo III a.C.
Aunque debía estar un poco despistado Aníbal, pues en la tierra de los que habitan sobre lugares poco elevados, poca plata debía de haber. Y a esta gente mesetaria los púnicos les dieron el nombre de kart-p-(t)anos, que no quería decir ni más ni menos que "aquellos que habitan los escarpes", es decir, lugares poco elevados situados en las inmediaciones del río Tajo y sus afluentes. Los autores griegos, que estaban al servicio de los romanos y les escribían sus crónicas, transcribieron la vieja grafía fenicio-púnica y les llamaron karpetanoi. Julio Caro Baroja ubicaba sobre riscos y escarpes numerosas ciudades carpetanas. Y el arqueólogo Dionisio Urbina, reinterpretando al antropólogo y etnólogo, iba más allá: los carpetanos son los "habitantes de las ciudades de los escarpes" y la Carpetania, el "país de aquellos que habitan en las ciudades de los escarpes" que yo añadiría del Tajo.

Así que en resumidas cuentas, el término carpetano tiene un origen cartaginés y no procede de los Cárpatos, como algún autor ha dicho por ahí.
 
 

¿Qué conocemos de los carpetanos?

Vamos a hacernos la pregunta que me hice yo cuando elegí este tenebroso tema para proceder a su estudio. Es muy sencilla. ¿Qué conocemos de los carpetanos?

Y tras pensar y pensar y pensar...sólo nos sale a algunos tres términos relacionados: la Vía Carpetana, los Montes Carpetanos y carpetovetónico. ¿Y bien? La Vía Carpetana es una avenida de Madrid, los Montes Carpetanos son la cadena montañosa que va desde el Pico Peñalara hasta el puerto de Somosierra, picacho más, picacho menos, y que supone el límite norte de la Comunidad de Madrid. Y carpetovetónico, bueno...la RAE da dos acepciones, una perteneciente o relativo a los carpetanos y vettones y la otra, más sibilina, es la que se refiere a las personas, ideas, etc, que se tienen por españolas a ultranza...

Y poco más. Pero es que los carpetanos son los primeros manchegos de los que tenemos noticia en la Historia, incluyendo dentro del término manchego a los esforzados habitantes del gran poblachón que existe al sur de los Montes Carpetanos, que así denominó Quevedo a la capital de España.

Ya conocemos algo de los carpetanos. Son los primeros manchegos de los que tenemos noticia como pueblo, etnia, ya que aparecen en "los papeles", esto es, en las fuentes clásicas, en las crónicas que escribieron los autores grecorromanos y que tenían como tema casi único la conquista y la Geografía de la Península Ibérica. Los carpetanos aparecían entre los pueblos de la meseta que las pasaron canutas con el paso de Aníbal cual torbellino huracanado por estas tierras áridas y duras, y que después de ser vapuleados con estrépito por los pérfidos púnicos, pasan a ser los habitantes de la Carpetania, tierra preferida por las legiones romanas para descansar de sus durísimas campañas contra celtíberos y lusitanos.
Diego Salvador Conejo