jueves, 10 de octubre de 2019

Sidi de Reverte

(..) Diego Ordoñez mostraba una estampa que habría impresionado a un enemigo (..) Cubierto de polvo y sangre, el burgalés llevaba la cabeza descubierta, con las huellas de los eslavones de la cota de malla impresas en la frente. La sangre que manchaba el brazo de manejar la espada, era sin duda enemiga; pero la costa parda sobre el cuello y el hombro eran suyas. Procedían de una herida, que bajo un improvisado vendaje le cubría desde el cuello hasta la sien.

- ¿Que te ha pasado?
Gruño Ordoñez malhumorado. Las gotas de sudor le trazaban surcos en su cara polvorienta.
- He perdido una oreja luchando contra estos fil de putas.. por suerte tenía dos. (..)




las huestes del Cid contra el condado de Barcelona

(..) Allá iba, en efecto, el segundo de la hueste Minaya Alvar Fañez. Cabalgaba  seguido por su pendón amarillo al frente de otros ciento cincuenta jinetes estribo con estribo, directo hacía el enemigo. El retumbar distante de la cabalgada estremecía la tierra (..)


domingo, 6 de octubre de 2019

27 años en mi viniloteca

El pobre esta ya en un estado complicado, muestra inequívoca de la edad y el tiempo que ha pasado en mi modesta, pero "cuca" estantería de vinilos. Y es que aunque con el paso del tiempo tiré por otros derroteros mas "extremos" del mundo metalero, los orígenes fueron los que fueron.

He de decir que cuando escuche por primera vez Blind Guardian, calculo que sería finales de los años 80, principios de los 90, era una banda completamente desconocida en España. Diría mas, absolutamente desconocida. Yo mismo me dejé seducir mas por la portada que por el contenido, ya que como digo, en esos años  nadie sabia de estos alemanes que arrasarían varios años después.

A día de hoy sigo considerando este disco como uno de los mejores, si no el mejor de la carrera de la banda. Se dice pronto.. el amigo ha pasado nada mas y nada menos que 27 años en mi estantería desde que lo comprara en la ya desaparecida mítica tienda de heavy madrileño Hard Vinyl, en la primera de ellas, un autentico cuchitril de no mas de cuatro metros de largo en el interior de la galería de la calle San Bernardo