domingo, 1 de septiembre de 2019

Los jueces de Castilla según la Crónica de Rebus Hispaniae del siglo XIII

(..) En aquel tiempo los nobles de Bardulia, que ahora se llaman Castilla, teniendo que sus nobles Nuño Fernandez, Almondar Albo y su hijo Diego, requeridos para una entrevista, de hecho fueron asesinados por el rey Ordoño, contemplando la tiranía de Fruela, y las muchas injurias que recibían por parte de los reyes y magnates cuando acudían al tribunal de León, viendo también como el territorio de su gente era cada día recortado y en su lugar de un juicio justo solo conseguían desprecios e insultos, eligieron para si y para sus descendientes a dos caballeros, no de los mas poderosos sino de los más prudentes y los designaron jueces para que con su decisión encontraran un final las dimensiones de la tierra y los litigios de los pleitistas.

Uno de ellos fue Nuño Nuñez, apodado Rasura, hijo de Nuño Bellidez; el otro tenía por nombre Laín Calvo. Éste no se ocupaba nada o muy poco de los juicios y sólo pensaba en las armas y la milícia; se irritaba fácilmente y no sobrellevaba con tranquilidad las diversas opiniones de los pleitos, lo que resultaba totalmente impropio en un juez.

Nuño, el llamado Rasura, fue varón paciente y modesto, hábil y prudente, industrioso. circunspecto y de tal modo era amado por todos que apenas nadie quedaba descontento de sus juicios o murmuraba de sus sentencias, que raramente pronunciaba, porque cerraba casi todas las causas con una amigable composición: de este modo era querido por todos y no daba lugar a la murmuracion.

Este tuvo un hijo llamado Fernán Gonzalez, que fue exaltado por Dios por encima de su abuelo  y de su padre, que sin esperarlo él fue nombrado conde tanto por magnates y caballeros como por todo el pueblo castellano. El cual nombrado conde gobernaba con tal paz que todos daban gracias a Dios porque por un tal conde les había liberado  de la carga de la servidumbre.. Desde que este se hizo cargo del condado cesaron los reyes de Asturias de insolentarse con Castilla y nada ya reclamaban a esta parte del Pisuerga, porque sus pretensiones tropezaban con la fortaleza del conde sin que por ellas desistiese de la guerra contra árabes.

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