domingo, 5 de junio de 2022

Los guerreros de las estelas funerarias del bronce andaluz y extremeño

 (...) Las estelas funerarias de guerreros, una extraordinaria consecuencia de cuanto he comentado en las páginas precedentes: la importancia de la guerra y de los guerreros en las etapas formativas de las sociedades estatales antiguas, de la proyección de su preeminencia social en la ritualidad funeraria, y de la necesidad de dejar constancia de todo ello en creaciones materiales y artísticas tan expresivas y eficaces como fuera posible.

Las estelas tartesicas de guerreros se reparten por un amplia región del suroeste peninsular, desde la baja Andalucía hasta muy tierra adentro, con una alta concentración en Extremadura y bastantes ejemplares hallados en las provincias de Ciudad Real y Toledo. Han aparecido prácticamente siempre removidas de su lugar originario. 

Su dispersión geográfica dibuja un interesante mapa del área de acción de Tartessos desde sus etapas formativas, sobre todo la profunda penetración interior, expresión de una acentuada vocación de dominio territorial.

Las estelas consisten en figuras humanas y armas, a menudo acompañadas de un carro junto con algunos otros objetos. Son dibujos de una aparente simpleza, pero de gran significación a poco que se comprendan las claves a que obedecen. Su aparente simpleza no es consecuencia de una también presunta simplicidad social, sino todo lo contrario. 

Con dibujos muy abstractos, geometrizantes, las más de las estelas se reducen a la representación de tres armas: un escudo circular, generalmente con una característica escotadura angular, enmarcado arriba y abajo por una lanza y una espada. Éste es el esquema básico que bastantes estelas completan con el añadido de otros elementos, el más importante de los cuales suele ser un carro, y en el que pueden figurar una o más figuras humanas. En todas se destaca la importancia compositiva del escudo, sobre todo en las más complejas, ya que suele seguir ocupando el lugar central y es representado a mucha mayor escala que otras figuras, incluidas las humanas o los carros que resultan especialmente diminutos a su lado (puede comprobarse en las estelas de Solana de Cabañas. en Logrosan, la de Torrejón del Rubio I o la de Zarza de Montanchez.)

De todo ello ha de suponerse para el escudo una especial significación, seguramente por ser un elemento identificativo del grupo o pueblo al que pertenece, aunque quepan otras posibilidades de interpretación.

Desde que se hizo común la guerra entre los pueblos en armas, los escudos cobraron una gran importancia como elementos de protección. Convertidos en algunos casos en verdaderos fetiches en un fenómeno fácilmente entendible en la Antiguedad. 

Desde esa época alcanzo los tiempos medievales o modernos con los blasones o escudos de armas familiares, con expresión del simbolismo y peso del apellido o linajes. Bastaría para resumir la idea con decir que las estelas significan algo así como el comienzo de los conceptos y representaciones de los que se ocupa la heráldica.

El esquematismo y el convencionalismo de las formas se hacen patentes de manera muy acusada en la representación de las figuras humanas y de los carros. las primeras obedecen siempre a la reducción sintética de un esquemático monigote geométrico ; los carros por su parte son la mas clara expresión de un esquema convencional de dos ruedas, con caja curva por delante y barandillas para la subida, con un tiro de dos caballos sujetos en su parte delantera.

Estos datos son suficientes como para clasificarlos como carros de guerra típicamente mediterráneos, mas exactamente egeos de finales del segundo milenio o comienzos del primero antes de la era y cercanos a los mundos griegos y micénico.

Ciertos detalles de las ruedas permiten deducir aquí que tienen una significación más ritual que estrictamente guerrera. La de ser expresión de juegos en honor al difunto. Carreras como las que se practicaban en Grecia con sentido funerario, o según creo mas probable, la de servir como vehículo heroizador para el viaje al más allá, al cual llegaría el guerrero caído gloriosamente montado en un carro.

El origen de ambas cosas está, sin duda, en el uso de ese tipo de carros de guerra. Seguramente el carro de guerra como tal nunca llegó a ser usado por los tartesios y las estelas reflejan un lenguaje formal, conceptual y simbólico.

la cultura material de la primera época de Tartesos deja traslucir una sociedad jerarquizada, cuyo más alto nivel lo ocupa el grupo clase que se refleja en las estelas. se percibe en ellas una casta superior, cuyos componentes ejercen como guerreros. 

El hecho frecuente de que los guerreros de las estelas estén tocados de cuernos en algún caso enormes, como para hacer bien visibles sus valores y su significado. Pueden evidenciar el uso de cascos emparentados con los pueblos Shardana. 

Pero el casco de cuernos, cuando parece un casco de uso guerrero, tiene astas de reducidas dimensiones con las connotaciones que sea, un elemento distintivo, de prestigio o de adorno que no debía resultar pesado o incomodo. Sin embargo cuando se trata de un atributo pueden los cuernos agrandarse hasta lo imposible. El guerrero de la estela de Fuente de Cantos (Badajoz) luce uno de estos cascos de cuernos descomunales. Parece que muestran aquí un sentido heroizante que remite a la vieja tradición mesopotámica en la que aparecen los cascos o tiaras de cuernos como atributos de los dioses. Astas grandes en los yelmos podían significar mucho poder, como el que tenía el dios solar Shamash. (..)



MANUEL BENDALA GALÁN - tartesios, Iberos y celtas

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