Como muchos ya sabéis, soy aficionado a pasar ratos caminando por medio de los montes y los bosques. No solo me gusta, sino que me relaja bastante caminar durante horas sin escuchar los jaleos propios de las ciudades. En parte por eso desde hace tiempo intenté marcharme de Madrid en busca de un entorno mas tranquilo.
Precisamente el otro día, en una de mis marchas, regresé adrede a un lugar el cual ya había descubierto hace un par de años. Una extraña charca en medio del bosque alejada de todo. El lugar es mágico en sí, ya que choca con el paisaje.
En medio de un bosque de pinos propio de la sierra de Guadarrama, se abre una zona rocosa bastante amplia, que recuerda, o evoca mas bien, un lugar sagrado para ancestrales religiones. Resulta difícil estar en el lugar en medio de un absoluto silencio, sin pensar o ver la imagen de guerreros y sacerdotes ofreciendo a la oscura charca de aguas negras y turbias, un sacrificio de sangre como en las turberas irlandesas, o alguna ofrenda de armas deformadas, espadas o yelmos. Esperando con ello el favor de alguna deidad de las aguas cuyo nombre no recordamos.
Especialmente después de haber estado investigando y realizando un video en audio sobre la religiosidad y las ofrendas a las aguas de yelmos en distintos ríos y lagos de España.
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