jueves, 21 de marzo de 2019

Los vikingos que llegaron de Irlanda a las costas cantabricas. Por Alvar Ordoño

A mediados del siglo IX, y por primera vez de forma oficial en la historia de España, barcos normandos procedentes del norte de Europa aparecen en las costas del Cantábrico, iniciando con ello un periodo que podríamos definir de forma no oficial como; la era vikinga en Hispania.

Evidentemente no tanto por la importancia cultural, colonizadora o incluso étnica que los normandos dejaron en nuestro país, sino por la era de ataques que condicionó en buena medida a los reinos cristianos del norte y al poderoso mundo musulmán del sur.

¿Pero de donde procedían en realidad esos lordemanos, esos hombres del norte?, no me refiero tanto al país de origen, sino a las bases desde las que planificaron y se lanzaron a los mares con el objetivo de guerrear y conquistar nuevas tierras, descubriendaolas por primera vez.

Para el siguiente artículo me centraré en el estudio de algunos libros publicados sobre el tema de Eduardo Morales, Antón Erkoreka, Iván Curto Adrados, y el profesor medievalista irlandés Alfred P. Smyth, y al holandés Reinhard Dozy. Son ellos los que han dedicado sus principales estudios a tratar el tema de las invasiones normandas a Hispania, dejando de lado el mundo vikingo como tal, y centrándose en el contexto histórico, las crónicas existentes y los relatos conocidos que se refieren única y exclusivamente a los ataques contra la península ibérica.

Precisamente Es Iván Curto Adrados en su libro – los vikingos y sus expediciones a la península ibérica, quien ofrece una referencia a la posible procedencia de los piratas escandinavos llegados en el 844. Según Adrados, estos normandos asentados en Francia desde donde tradicionalmente según cuenta la historia, llegaron a las costas del cantábrico apareciendo en Gijón bajo reinado del rey Ramiro. Tendrían sus bases en Irlanda, desde donde habrían llegado a Francia para devastar la zona en el año 840. 

Cuenta Hourmat “Aquitania fue asolada por los nuevos invasores: los navíos largos y barcos piratas remontaron en Garona , el Adour y sus afluentes. Sus ataques fueron favorecidos por los problemas políticos que siguieron a la muerte de Ludovico Pio. Los obispos que se habían reunido para la ceremonia de la consagración de Santa Maria de Auch (840) no tardaron en abandonar sus obispados debido a las incursiones normandas que comenzaron este mismo año, antes de la gran ofensiva del 844” 

Eduardo Morales, en su estudio sobre los vikingos en la península Ibérica, determina igualmente que los incursores de mediados del siglo IX, invernan en la Noirmourtier (desembocadura del Loira) tras haber saqueado en el año 843 las cuencas del Sena y del Loira

En la primavera del año 844, por cierto, año clave para el estudio del periodo vikingo en la historia de España. Reanudan sus ataques por el sur de Francia penetrando por el Garona llegando a Tolouse. Desembarcan en Lampurdum y saquean la ciudad y los alrededores de forma extremadamente salvaje; Burdeos, Bazas, Dax, Aire y Tarbes. También el gran monasterio de San Severo. Momento tras el cual deciden pasar los pirineos llegando a España por el golfo de Vizcaya.

La razón de esta decisión no ha quedado nunca clara,  siendo las principales hipótesis, una tormenta que les aleja de su ruta, una decisión militar, o simplemente explorando nuevos territorios para rapiñar riquezas. Si bien una cuarta teoría, quizás más dentro de la leyenda  que de la realidad, mantiene la posibilidad de que los piratas ya conocieran las rutas del cantábrico por haber llegado muchos años antes como mercenarios del rey asturiano Alfonso II

Pero no quisiera centrarme en este escrito en las causas de los ataques, ni mucho menos en los sucesos ocurridos a lo largo de la costa ibéricas durante el siglo IX, de los cuales por otro lado ya he publicado algún texto en el magazine de la Hispania de los Vikingos (HdlsV – Ataques vikingos a Hispania durante  el siglo IX).

Mi objetivo esta vez es determinar en la medida de lo posible el origen y la procedencia de los piratas escandinavos que llegaron por primera vez a península en las invasiones del 844 y 858. Los cuales si bien es cierto que étnicamente eran nórdicos, y llegaron desde Francia , no deja de ser menos cierto que sus bases estaban muy alejadas de los fiordos escandinavos.

Tras el ataque a Hispania, los normandos regresan a Francia asentándose en Aquitania, base desde la que posiblemente operaban en las tierras Galas antes de aventurarse por nuestro país.  Así parecen demostrarlo fuentes francas que describen como en el año 845, concretamente en Octubre y Noviembre, los escandinavos saquearon Bordeaux y Saintens utilizando para sus ataques algún lugar situado en la costa. Las mismas fuentes describen como los normandos llegados tras saquear Sevilla se quedaron en Aquitania hasta el 846, dedicando un año entero a devastar y saquear la zona

Es precisamente en Junio del 846 cuando estos vikingos volvieron a Noirmoutier, prendieron fuego a su asentamiento, y se embarcaron de regreso a sus hogares. ¿A dónde?, a Irlanda. 

Al menos esta es la tesis mantenida por Iván Curto Adrados (Los vikingos y sus expediciones en la península Iberica - 16.4 ¿Quiénes fueron los vikingos que atacaron la península en el año 844? ), quién se apoya en los propios problemas étnicos entre daneses y noruegos para basar su conclusión. 

A mediados del siglo IX los noruegos que se habían asentado en Irlanda pasan por una crisis tras la muerte de su rey Turgeis en el 845, sufriendo importantes derrotas en los años siguientes a manos de los pobladores originales de Irlanda. Esa creciente inestabilidad de las colonias noruegas en Irlanda fue aprovechada por los daneses, quienes comenzaron una ofensiva en Irlanda y Aquitania. Por lo que según palabras del propio Curto Adrados, “ se ha sugerido que la flota que atacó la península pudo estar formada por noruegos de Irlanda que, tras destruir su base en Noirmoutier para evitar que en el futuro cayera en manos de los daneses, regresaron a Hibernia (Irlanda) para apoyar a sus antiguos camaradas”.

Adrados se basa en parte en los textos del profesor Alfred P. Smyth, historiador irlandés especializado en la alta edad media de las islas británicas y su libro Scandinavian York and Dublin (2 vol, Dublin 1987).  Smyth detalla una incursión procedente de Irlanda contra el norte de la península ibérica entre el 858 y 860. Datos que también recoge Erkoreka para basar su teoría de Jaun Zuria, a quien atribuye un origen escandinavo emparentándolo con dos reyes vikingos irlandeses, Ivar y Olarf. Desarrollando igualmente una teoría en la que vincula el secuestro del rey de Pamplona García  Iñiguez en el año  859, con una incursión llegada desde Irlanda hasta Mundaka, y de Mundaka hasta Pamplona usando una vieja calzada romana desde Oiasso. Esto desvincula en parte la idea tradicional del secuestro del rey navarro con la invasión llegada en la misma fecha capitaneada por Hastings y Bjorn

La incursión que Erkoreka atribuye al rey danés, o noruego según otras fuentes, Ivar de Irlanda. debió de coincidir, o estar muy próxima a la protagonizada por Hastings y Bjorn, sino se trata de la misma y es confundida por los autores clásicos.  Ambas llegan en el año 858 – 860, si bien la diferencia reside en que una de ellas se adentra en el Mediterraneo, mientras que la protagonizada por Ivar no.  Fue precisamente esa la que adentrándose por la calzada de Oiasso llegó hasta Pamplona y secuestro al rey Navarro. Acontecimiento que coincidiría con el regreso de Hastings y Bjorn por el Mediterraneo, y que evidentemente desmentiría el siempre puesto en duda episodio de la remontada del Ebro. 

El gran problema para detallar los orígenes de los invasores, reside en su movilidad y en el área de operaciones que tenían. Se sabe que Hastings, el vikingo que capitaneo la incursión del año 858, partiendo siempre de la base no demostrable que asegura que fuera el hijo de Ragnar. Operaba ya en el 843 en la zona Franca y atacó, y acampó en Noirmoutier. Parece ser que Hastings vivió en la Bretaña francesa hasta que dio su paso a las islas británicas. Como ya hemos visto, los normandos que atacaron las costas cantábricas en el 844, habían participado activamente en los ataques de las tierras cercanas al Loira. Es decir, estaban estrechamente relacionados con el entorno de Hastings. 

Por el contrario Ivar de Dublín,  reinó durante al menos 20 años la zona que controlaba en el país de Hibernia, extendiendo su área de control por el norte de Inglaterra

Determinar el origen de procedencia de los invasores, me parece terriblemente improbable, hasta el punto de que el propio origen y vida de los personajes narrados es dudoso y desconocido. No obstante si se puede detallar con claridad, que en ambos casos, los normandos que llegaron en el siglo IX a Hispania, no venían desde Escandinavia, sino desde asentamientos más o menos largos en el tiempo, situados en Francia, o en las Islas británicas. ¿Procedían de Dublin como asegura Alfred P. Smyth?, puede que al menos una de ellas sí, la recogida por Erkoreka del 858 protagonizada por un tal Ivar, a quien él mismo estudioso atribuye el origen de la dinastía vasca emparentándolo con Jaun Zuria. Pero dada la oscuridad de la época y los pocos datos que se tienen de las propias invasiones que llegaron a Hispania en el siglo IX , y del origen de los supuestos protagonistas de la misma, es imposible asegurarlo con certeza. 

martes, 19 de marzo de 2019

Un Stonehenge subterráneo en Huelva

El marqués Armando de Soto recibió al albañil Manuel Guijarro, que estaba levantando una caseta para el guarda en su finca La Lobita. El trabajador le explicó que habían hallado unas enormes y raras piedras en el paraje del Zancarrón, en el municipio onubense de Trigueros. De Soto se acercó a ver de qué se trataba y, tras inspeccionarlo, encargó unas excavaciones. Posteriormente, envió un informe con sus averiguaciones a la Real Academia de la Historia. Corría 1923.

Casi un siglo después, y gracias a las nuevas tecnologías, expertos de cuatro universidades españolas y otra estadounidense tienen ya los resultados definitivos: un dolmen, bajo un túmulo de 60 metros de diámetro, con más de 60 grabados de figuras que portan hachas, báculos y puñales. Muchos de ellos fueron representados con mantos de dibujos geométricos en rojo y negro sobre fondo blanco. Su antigüedad aproximada, unos 6.000 años.

Mimi Bueno-Ramírez, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), comenta orgullosa: “Si hubiese estado ubicado en Reino Unido, por ejemplo, ya sería uno de los lugares más concurridos por los turistas. Es, sencillamente, espectacular”.

El descubrimiento de las cuevas de Altamira (solo reconocidas mundialmente en 1902) llamó la atención de los mejores arqueólogos de Europa a principios del siglo XX. España se estaba convirtiendo en una especie de Salvaje Oeste de la arqueología donde todos querían encontrar El Dorado. Entre aquellos expertos se hallaba el alemán Hugo Obermaier, quien recibió una invitación de la Real Academia de la Historia para investigar en profundidad los descubrimientos en la finca del marqués.

Noticia publicada en El Pais


miércoles, 6 de marzo de 2019

Ana Maria de Soto, una mujer en la infantería de marina española en el siglo XVIII

Ana María de Soto, militar española del siglo XVIII. Nacida en Aguilar, Córdoba, fue la primera mujer que sirvió en los Batallones de Marina (Infantería de Marina).

Con 16 años, 1793, haciéndose pasar por varón con el nombre de Antonio María de Soto, se alistó en los Batallones de Marina. Embarcó en la fragata Mercedes el 4 de enero de 1794.

Durante su vida militar, sirviendo como soldado en la 6.ª compañía del 11 batallón de marina, participó en el ataque a Bañuls (sic) (Banyuls-sur-Mer?), en Cataluña y en la defensa y abandono de Rosas, así como en la Batalla del Cabo de San Vicente y en las lanchas cañoneras de la defensa de Cádiz.

Desembarcó de la fragata Matilde el 7 de julio de 1798, y se le concedió la licencia absoluta el 1 de agosto de 1798 al descubrirse, por sorpresa, su condición de mujer cuando fue sometida a un reconocimiento médico rutinario.

En atención a la heroicidad demostrada y a su acrisolada conducta, S.M. el Rey le concedió el 24 de julio de 1798 sueldo y grado de sargento, para que pueda atender a sus padres. El sueldo era de dos reales de vellón diarios, y se le autoriza a emplear los colores de los batallones de marina y los divisas de sargento de los mismos en sus ropas de mujer.


viernes, 1 de marzo de 2019