A finales del siglo III d. C. tenemos noticias de incursiones de los piratas francos en las costas atlánticas de Hispania que fueron reprimidas con eficacia por el emperador Maximiano Hercúleo. No volvemos a saber nada de piratería hasta el silo V precisamente. Y es Hidacio el que nos informa de ella en unos pasajes que abruptamente se insertan en su Chronica y que se limitan a dar la noticia de los hechos sin ningún otro tipo de explicción. Hidacio seguramente había oído hablar de ellas durante su estancia en Gallaecia, puesto que todas se referieren al litoral cantábrico. De manera abrupta e inesperada el cronista registra que en el año 455 “unos vándalos de modo repentino, desembarcaron con sus barcos en la localidad de Toronium en las costas de Gallaecia y capturaron familias de muchas gentes: vandali navibus Turonium in litore Gallaeciae repente advecti familias capiunt plurimorum”.
Turonium no es una localidad identificada con precisión . Tranoy piensa que se trata del cabo de Touriña - ¿una isla? – pero aunque no podamos identificar el lugar, Hidacio, al menos, asegura que la acción fue “in litrore Gallaeciae”. El problema que plantea esta noticia es que se trató de naves de vándalos. ¿De donde venían? Y ¿Por qué está toma de rehenes?. Los vándalos estaban desde hacía tiempo en Cartago. Hicieron razzias por las islas del mediterraneo, eran expertos navegantes, como lo demostraron ya durante su estancia en la Peninsula, haciendo expediciones a las Baleares y a la Tingitania y, posteriormente, pasando a FRICA. Pero sorprende verlos aparecer en el Atlantico, lo que implicaría un viaje que, pasando por el Estrecho de Gibraltar y costeando la Lusitania, llegara hasta Galicia. ¿Con que intención?.
Ch Courtois pensó que se trataba de vándalos residuales que se quedaron en Hispania después de la marcha masiva de su pueblo a Africa en el 429. Pero esta hipótesis es muy difícil de aceptar. Es posible que quedasen grupos de vándalos conviviendo con los suevos o con los hispano romanos, pero para apresar a estas familias con el objetivo de utilizarlas a fin de alcanzar algún acuerdo con los suevos o los mismos romanos, no es necesario hacerse a la mar. Tranoy prefiere otra interpretación del pasaje quizás más plausible: se trataría en realidad de un raid de piratas germanicos cuyo origen no esta perfectamente identificado, pero que Hidacio atribuye a los vándalos que ya tenían, en esa época, fama de ser los piratas por antonomansia.
Thompson, por su parte, da fe al testimonio de Hidacio y piensa que fueron vándalos de Africa que atravesaron el Estrecho y llegaron hasta las costas de Galicia. Thompson insiste en el hecho de que no hubiera ninguna resistencia en el territorio galaico. Las costas atlánticas estaban expuestas a cualquier movimiento de llegada desde el mar. Los suevos no parece que se preocupasen mucho de la población local y está no tenía otro recurso que la autodefensa. Desde el año 439 los suevos están establecidos en Emerita, y en el 441 el ejercito suevo estaba empeñado en el control de la Betica y la Cartaginensis. Este alejamiento pudo favorecer el desembarco vándalo . Puesto que es bastante inverosímil que los vándalos de esta razzia fueran o provinieran del norte de Africa, creo, por mi parte, que se trató de vándalos residuales que se habían quedado en la Galia y que hacen una razzia (quizás no sería la única) para conseguir botín, sin que hubieran detrás otros intereses políticos o eventuales acuerdos con unos u otros. En la Chronica de Hidacio esta noticia, como las que siguen, está anotada para contribuir a dar la sensación de inseguridad y desamparo en Hispania, y concretamente de la Gallaecia, y demostrar así que los tiempos del peligro están presentes por doquier. De hecho, Hidacio recuerda otras razzias de pueblos provenientes de las costas atlaticas que se vuelven a repetir en dos ocasiones posteriores, pero esta vez protagonizadas por los hérulos.
Aquí la noticia de Hidacio es mas precisa, pero tampoco aclaratoria de razones y causas. En el año 445 Hidacio dice “una serie de hombres de la gens de los hérulos, desembarcaron con siete naves en la costa del Territorio de Lucus; cuando por tal motivo se reunió una multitud de la población local, los 400 hérulos armados a la ligera se vieron obligados a huir, muriendo solo dos de ellos. De regreso ad sedes propias los hérulos saquearon las costas de Cantabría y Bardulia.
No hay razones para no creer el testimonio de Hidacio. Esta noticia se inscribe en su Chronica dentro de los relatos excepcionales y locales que tanto le gustaban al historiador que, en la redación de estos años de su obra, depende casi exclusivamente de recuerdos personales. Se inscribe también en el panorama desolador y descontrolado que quiere transmitir a sus lectores de la situación de la infelix Gallaecia. En esta ocasión parece que se trata simplemente de una razzia. Lo curioso es que sean hérulos. Encontramos a éstos en el año 267 en una doble expedición marítima y terrestre, aliados de grupos de godos en el mar Negro. Después de una batalla naval frente a Cyzico, pasaron al Egeo y luego a la Hélade. Atenas no se libro de su asalto. Publius Herenius Dexippus describió los efectos y la resistencia a esta incursión. Pero el grupo de hérulos que arribó a las costas Hispanas no era el mismo, y provenía posiblemente de Dinamarca. Supuestamente atravesaron las costas de la Galia en una expedición que prefigura las posteriores de los vikingos, y llegaron a las costas del territorio de Lucus (Lugo). A Hidacio le contaron los detalles de lo que pasó y él lo recordaba bien, y precisa los hechos. Las cifras que da resultan ilustrativas de ese tipo de expediciones: siete naves y 400 hombres, es decir, 57 hombres por nave. Con este número y armados a la ligera no es fácil que asolaran demasiado el territorio várdulo o cantabrico, aunque si lo pudieron hacer crudelissime.
Los hérulos tuvieron que dejar sus barcos en el litoral, ante la resistencia de la población local, y regresaron por tierra los pasos pirenaicos. Ciertamente no había defensa romana en la región, puesto que pudieron atravesar una parte de la tarraconense sin encontrar obstáculo alguno.
Pero los objetivos de estos hérulos se iluminan con otra noticia de Hidacio correspondiente a los años 459. Dice Hidacio que los hérulos que se dirigían hacia la betica (ad Baeticam pertendetes), atacaron una serie de lugares a lo largo de la costa del conventus Lucense con una crueldad inusitada. Es decir, probablemente la incursión del 455 no tenía solo como objetivo ser una razia, sino una toma de contacto, una avanzadilla, para tantear el terreno y cruzar hasta la Betica, verdadero destino y objetivo de los hérulos. Probablemente buscaban establecerse allí, buscaban tierras, habían oído hablar de la fertilidad del territorio y de que en ese momento estaba desprovisto de habitantes vándalos. A partir de ese momento no volvemos a saber nada de estos grupos de hérulos.
Estas referencias de Hidacio al uso del mar en su época y a la expedición de las costas hispanas a las acciones piráticas demuestran que los contactos entre las costas atlánticas y cantábricas y la Península eran posibles y a veces frecuentes. La franja costera del norte de la península estaba abierta a la navegación y a eventuales correrías de pueblos establecidos en la Galia o incluso más al norte. Pero las costas hispánicas son costas indefensas. No oímos nunca hablar de comercio, intercambios, intereses de explotación o relaciones de otro tipo. No sabemos en qué medida los puertos romanos de la costa seguían en funcionamiento o estaban abandonados o servían exclusivamete para las relaciones locales. Una factoría de salazones, encontrada en Gijón, y fechada en el periodo que tratamos, no significa que hubiera intercambios de sus productos mas allá del ámbito y consumo local.
Curiosamente se han encontrado en diversos puntos, y especialmente en Gijón, cerámicas de procedencia mediterránea llegadas allí seguramente por tierra. Pero su número es muy escaso y poco significativo. Probablemente llegaron por mar a Gallaecia los infirmantes de Hidacio que le señalaron que Juvenal había sido nombrado obispo de Jerusalen: y provenían de la región de Arabia y de algunos griegos.
Estos piratas Hérulos y vándalos contribuyen a la inseguridad de las regiones de la Gallaecia. A ellos se pueden añadir los Ladrones que en un momento dado pueden cometer actos de pillaje en una región, como ocurrió en el conventus de Bracara en el 455. Aun cuando esos ladrones han sido interpretados por algunos autores como una expresión de la resistencia hispana campesina hispana frente al dominio de los suevos.
Javier Arce – Barbaros y romanos en Hispania 400 - 500 A.D – CAP II, inseguridad y resistencia - Piratas
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