Sánchez Albornoz creía que esas fuerzas plebeyas en ascenso eran peculiares del área castellano leonesa. La imagen debe corregirse. El origen campesino del infanzón o del caballero villano se semeja a lo que se ha precisado para otras áreas.
Marc Bloch veía un origen humilde, doméstico, de los caballeros, y señalaba que en los comienzos del siglo X, en la frontera oriental de Sajonia, había agrarii milites similares a los geneat o radmen de Inglaterra que hacia la misma época tenían tenures gravadas por servicios de escolta o de mensaje, además de censos y prestaciones agrícolas (Bloch 1979: 174 y ss.). Esta información nos advierte sobre la existencia de muchas fronteras en la Europa medieval, con versiones similares de la caballería villana castellana y leonesa.
Si se conecta esto con otros estudios de Marc Bloch, es posible concluir que esa promoción social del miles se repetía parcialmente en los mecanismos de reproducción de la clase de poder con los ministeriales de origen servil (Bloch 1979ª). Investigadores posteriores, desde Duby (1977, Flory 1983: 28 y 112, Boumazel y Poly 1998), con un análisis del léxico de los siglos IX, X y XI, hasta los más recientes, concentrados en las variadas vertientes étnicas y sociales que nutrieron el surgimiento del miles, confirman el acierto de Marc Bloch. Algunas conclusiones se adaptan perfectamente a nuestros resultados. Se indicó que la difusión de poderes señoriales en Saintonge, Poitou, Anjou o Mâconnais, fue acompañada por un difusión de los vínculos de vasallaje feudal ". dans les couches supérieures de la paysannerie " (Boumazel y Poly 1998: 398). En Languedoc, en el año 972 los milites eran dados por el conde de Toulouse, Raimundo III junto con las tierras y los campesinos. Flori denota bien el significado del acta: ". les milites sont alors donnés au même titre que les paysans, même si l'on éprouve déjà le besoin de les mentionner à part » (Flory 1983:115). No es muy distinto de lo que dice Pierre Bonnassie para Cataluña sobre los milites, «.hijos y nietos de campesinos: su origen hay que buscarlo en el escalafón superior del campesino alodial:.." (Bonnassie, 1988: 388).
También se conocen notables encumbramientos. El origen de la casa de Canossa (en su castillo se desarrolló la célebre escena de Enrique IV ante Gregorio VII), que controló extensas tierras en Toscana, Emilia, la Romagna y otros lugares, se inscribe en estas condiciones (Herlihy 1973). El fundador, Adalberto-Atto, que aparece nombrado por primera vez en una carta en 958, surgió de la clase media rural. Como otros caballeros feudales, logró su ascenso social gracias a sus actividades políticas y militares.
Otro caso es el de los Erembauld (Dhont 1957). Surgidos de la servidumbre, hacia 1127 luchaban por conseguir el trono de Flandes. Si la familia de Rodrigo Díaz dio sus primeros pasos cobrando las rentas del molino, uno de los Erembauld fue recaudador general de los dominios del conde. La similitud se extiende al rol del parentesco en el camino de ascenso. Duva, castellana de Brujas, contrajo matrimonio con Erembauld, caballero vasallo de su marido, cuando ello fue posible tras el acordado asesinato de este último, hechos ya concretados en 1067. Establecidos como castellanos, los integrantes de la familia multiplicaron los cargos (y las arbitrariedades), y los primeros señores del condado comenzaron a desposar a las hijas de esta casa desde mediados del siglo XI.
Ejemplos de esta naturaleza pueden multiplicarse. De molineros, horneros, guardas del lagar o de bosques, prebostes, jueces o bailes, reclutados de los servientes del señor, surgirán por todos lados pequeños aristócratas que no dudaban en emplear métodos variados y poco cristalinos para enriquecerse, y algunos de ellos llegarán a incluirse en relaciones de vasallaje (Duby 1988: 297 y ss.).
Esta conexión del infanzón o del caballero villano con otros ámbitos, permite apreciar la fluidez de la sociedad castellano leonesa como una cualidad más del feudalismo europeo. La doble movilidad social ascendente y descendente no era un mero efecto de la reconquista, y se impone revisar sobre esto la imagen historiográfica tradicional. Esa totalidad europea es, en mi criterio, el verdadero objeto de estudio del medievalista, lo que implica tanto el análisis pormenorizado de la peculiaridad regional como la observación comparativa.
Marc Bloch veía un origen humilde, doméstico, de los caballeros, y señalaba que en los comienzos del siglo X, en la frontera oriental de Sajonia, había agrarii milites similares a los geneat o radmen de Inglaterra que hacia la misma época tenían tenures gravadas por servicios de escolta o de mensaje, además de censos y prestaciones agrícolas (Bloch 1979: 174 y ss.). Esta información nos advierte sobre la existencia de muchas fronteras en la Europa medieval, con versiones similares de la caballería villana castellana y leonesa.
Si se conecta esto con otros estudios de Marc Bloch, es posible concluir que esa promoción social del miles se repetía parcialmente en los mecanismos de reproducción de la clase de poder con los ministeriales de origen servil (Bloch 1979ª). Investigadores posteriores, desde Duby (1977, Flory 1983: 28 y 112, Boumazel y Poly 1998), con un análisis del léxico de los siglos IX, X y XI, hasta los más recientes, concentrados en las variadas vertientes étnicas y sociales que nutrieron el surgimiento del miles, confirman el acierto de Marc Bloch. Algunas conclusiones se adaptan perfectamente a nuestros resultados. Se indicó que la difusión de poderes señoriales en Saintonge, Poitou, Anjou o Mâconnais, fue acompañada por un difusión de los vínculos de vasallaje feudal ". dans les couches supérieures de la paysannerie " (Boumazel y Poly 1998: 398). En Languedoc, en el año 972 los milites eran dados por el conde de Toulouse, Raimundo III junto con las tierras y los campesinos. Flori denota bien el significado del acta: ". les milites sont alors donnés au même titre que les paysans, même si l'on éprouve déjà le besoin de les mentionner à part » (Flory 1983:115). No es muy distinto de lo que dice Pierre Bonnassie para Cataluña sobre los milites, «.hijos y nietos de campesinos: su origen hay que buscarlo en el escalafón superior del campesino alodial:.." (Bonnassie, 1988: 388).
También se conocen notables encumbramientos. El origen de la casa de Canossa (en su castillo se desarrolló la célebre escena de Enrique IV ante Gregorio VII), que controló extensas tierras en Toscana, Emilia, la Romagna y otros lugares, se inscribe en estas condiciones (Herlihy 1973). El fundador, Adalberto-Atto, que aparece nombrado por primera vez en una carta en 958, surgió de la clase media rural. Como otros caballeros feudales, logró su ascenso social gracias a sus actividades políticas y militares.
Otro caso es el de los Erembauld (Dhont 1957). Surgidos de la servidumbre, hacia 1127 luchaban por conseguir el trono de Flandes. Si la familia de Rodrigo Díaz dio sus primeros pasos cobrando las rentas del molino, uno de los Erembauld fue recaudador general de los dominios del conde. La similitud se extiende al rol del parentesco en el camino de ascenso. Duva, castellana de Brujas, contrajo matrimonio con Erembauld, caballero vasallo de su marido, cuando ello fue posible tras el acordado asesinato de este último, hechos ya concretados en 1067. Establecidos como castellanos, los integrantes de la familia multiplicaron los cargos (y las arbitrariedades), y los primeros señores del condado comenzaron a desposar a las hijas de esta casa desde mediados del siglo XI.
Ejemplos de esta naturaleza pueden multiplicarse. De molineros, horneros, guardas del lagar o de bosques, prebostes, jueces o bailes, reclutados de los servientes del señor, surgirán por todos lados pequeños aristócratas que no dudaban en emplear métodos variados y poco cristalinos para enriquecerse, y algunos de ellos llegarán a incluirse en relaciones de vasallaje (Duby 1988: 297 y ss.).
Esta conexión del infanzón o del caballero villano con otros ámbitos, permite apreciar la fluidez de la sociedad castellano leonesa como una cualidad más del feudalismo europeo. La doble movilidad social ascendente y descendente no era un mero efecto de la reconquista, y se impone revisar sobre esto la imagen historiográfica tradicional. Esa totalidad europea es, en mi criterio, el verdadero objeto de estudio del medievalista, lo que implica tanto el análisis pormenorizado de la peculiaridad regional como la observación comparativa.
Carlos Astarita
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