Desde que en el año 456 Teodorico el grande venciera a los suevos en Astorga y un ejercito godo quedara asentado en la parte occidental de la Península, puede decirse que la ocupación militar visigoda de Hispania se había efectuado. De una nueva oleada de asentamientos deja constancia la Crónica Caesaraugustana al decir que entre los años 494 – 497, periodo en el que Eurico se consideraba dueño de una parte de nuestro país, se produjo una nueva penetración de godos. Aunque no con la intensidad que presento la que posteriormente tuvo lugar después de la destrucción del reino Tolosano en Vouille (A. 507), momento en el que comienza la historia propiamente hispana del reino visigodo.
Una vez iniciada en la Península la etapa del gobierno visigodo, la provincia de Palencia se ve reflejada en ella a través de los tipos de testimonios: por un lado aquellos de índole material que tienen su expresión en la carta arqueológica de la provincia, y por otro, los de tipo literario, preferentemente las actas de los concilios celebrados durante la monarquía visigoda que, a través de sus suscripciones pondrán de manifiesto la evolución de la sede palentina durante este periodo de su historia.
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